Nairobi, 28 mar (RHC) La UNICEF, Fondo de Naciones Unidas para la Infancia, alertó que cerca de uno coma cuatro millones de niños están en riesgo de muerte por desnutrición en Nigeria, Somalia, Sudán del Sur y Yemen.
UNICEF precisó que esos infantes forman parte de los 22 millones de menores desplazados, sometidos al hambre, las enfermedades y que abandonaron las escuelas por las inclemencias climáticas o la violencia.
En un comunicado, el director de Emergencias del Fondo, Manuel Fontaine, solicita ayuda para responder a las necesidades inmediatas de los cuatro países afectados por el hambre, la sequía y los conflictos armados.
Esa agencia de la ONU necesitará más de 250 millones de dólares para proporcionar alimentación, agua, atención médica, educación y seguridad durante los próximos meses a esos menores de edad.
Igualmente con anterioridad la FAO alertó sobre más hambre por conflictos y situaciones de crisis, que afecta a más de 30 millones de personas.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en su informe sobre inseguridad alimentaria en esa región, señaló que la creciente escalada de violencia y otros fenómenos deterioraron los avances en términos de subalimentación, retraso del crecimiento, anemia y pobreza.
En particular menciona la crisis agudizada en Siria por la guerra, donde más de la mitad de la población necesita ayuda alimentaria con más de cuatro millones 800 mil desplazados, la mayoría hacia naciones vecinas, situación similar a la de Iraq y Yemen.
Además, señala el texto circulado aquí, la región enfrenta desafíos sin precedentes para su seguridad alimentaria, debido a las múltiples consecuencias por los conflictos, a las cuales se suman la escasez de agua y las afectaciones derivadas del cambio climático.
Al opinar sobre el informe, Abdessalam Ould, director general adjunto de la FAO y su representante para esa región, consideró imprescindible una gestión perdurable del abasto del vital líquido para alcanzar la meta de las Naciones Unidas de hambre cero en 2030.
Apuntó que un entorno pacífico y estable es un prerrequisito indispensable para que los agricultores puedan superar esos retos y carencia.
El documento de la FAO expone varias experiencias positivas en el manejo de los recursos hídricos y en la adaptación al cambio climático en la región.
Indica, además, la importancia de acelerar las inversiones dirigidas a mejorar la eficiencia y productividad y sostiene la necesidad de cambios en los patrones agrícolas hacia cultivos menos consumidores de agua.
De igual modo hace alusión a opciones para enfrentar esos desafíos como diseñar e implementar medidas de protección social para fortalecer la resiliencia de los agricultores frente a eventos extremos, reducir las pérdidas de alimentos y mejorar las políticas comerciales.
El texto solicita una mayor colaboración regional para afrontar esos retos y apela a la voluntad política expresada por los líderes de la región y a las experiencias positivas que existen en muchos países para solucionar tales problemas.