Naciones Unidas, 4 oct (RHC) La representante permanente de Estados Unidos ante la ONU, Nikki Haley, acusó nuevamente al gobierno sirio por el supuesto uso de armas químicas en el conflicto de la nación levantina.
En una declaración, la diplomática citó como fuente a la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) acerca de un alegado empleo de gas sarín en marzo pasado.
Medios occidentales de prensa también se han hecho eco de la noticia, cuando falta poco para que expire el Mecanismo de Investigación Conjunta (JIM), una iniciativa creada en 2015 por el Consejo de Seguridad, conformada por la ONU y la OPAQ.
De acuerdo con Haley, la renovación del Mecanismo es una prioridad para Washington, que insiste en atribuir al gobierno del presidente Bashar al Assad el uso de gases letales, pese a que Damasco se incorporó a la Convención para la Prohibición de Armas Químicas en 2013 y eliminó todos sus agentes con supervisión internacional. “El régimen sirio tiene que rendir cuentas por las muertes de inocentes”, dijo.
Estados Unidos agredió en abril al país levantino con alrededor de 60 misiles Tomahawk, que destruyeron una base aérea y causaron bajas civiles, tras acusar al gobierno de asesinar a decenas de personas con sarín en Khan Sheikhun, Idleb.
Damasco asegura que no utiliza los mortales gases y denuncia que Washington y sus aliados esgrimen el tema de las armas químicas para justificar su injerencia en un conflicto de más de seis años.
También Rusia alerta sobre maniobras para culpar a Siria de emplear las sustancias peligrosas y reclama objetividad al JIM, mecanismo que ya ha señalado antes el uso de las mismas.