Roma, 11 sep (RHC) Un informe presentado por cinco agencias de ONU señala que una de cada nueve personas en el mundo pasa hambre.
El incremento de la subalimentación, por tercer año consecutivo, y que en 2017 afectó hasta 821 millones de personas en todo el mundo, obedece -según el reporte- a la variabilidad climática.
El informe Estado de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición en el Mundo (SOFI 2018) fue presentado en conferencia de prensa en la sede de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Junto a la FAO participaron en la confección del documento el Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola (FIDA), el Programa Mundial de Alimentos (PMA), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Las consideraciones de los expertos apuntan a los conflictos como otro factor clave de mayor hambre en el planeta, y precisan cómo ambos son causas principales de crisis alimentarias graves.
Subalimentación e inseguridad alimentaria 'parecen estar aumentando en casi todas las subregiones de África, así como en América del Sur', mientras la situación de subalimentación se mantiene estable en la mayoría de las regiones de Asia, detalla el texto.
Uno de los mensajes esenciales de SOFI es que el 'efecto acumulativo de los cambios en el clima está minando todas las dimensiones de la seguridad alimentaria' como la disponibilidad de alimentos, el acceso, la utilización y la estabilidad.
De ahí que el principal llamado de los organismos especializados es acelerar las acciones y ampliar su escala con el propósito de reforzar la resiliencia y la capacidad de adaptación de los sistemas alimentarios y los medios de subsistencia de la población que permita responder a los fenómenos meteorológicos extremos.
Para los especialistas encargados de elaborar el documento las soluciones exigen 'asociaciones más estrechas y financiación plurianual a gran escala para programas integrados de reducción y gestión de riesgos de catástrofes y adaptación al cambio climático con perspectivas a corto, a medio y a largo plazo'.
Además, de las estimaciones actualizadas sobre número de personas que padecen hambre en el mundo, incluidos los desgloses regionales y nacionales, el documento ofrece detalles sobre los últimos datos relacionados con el retraso y la atrofia infantil, la obesidad adulta y el sobrepeso en infantes, entre otros indicadores nutricionales.
Los indicios de una creciente inseguridad alimentaria y los elevados niveles de las diferentes formas de malnutrición son, alerta la ONU en su informe, 'una clara y urgente advertencia' de avanzar hacia la meta de los Objetivos de Desarrollo Sostenible sobre seguridad alimentaria y nutrición, 'sin dejar a nadie atrás'.
El informe Estado de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición en el Mundo (SOFI 2018) fue presentado en conferencia de prensa en la sede de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Junto a la FAO participaron en la confección del documento el Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola (FIDA), el Programa Mundial de Alimentos (PMA), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Las consideraciones de los expertos apuntan a los conflictos como otro factor clave de mayor hambre en el planeta, y precisan cómo ambos son causas principales de crisis alimentarias graves.
Subalimentación e inseguridad alimentaria 'parecen estar aumentando en casi todas las subregiones de África, así como en América del Sur', mientras la situación de subalimentación se mantiene estable en la mayoría de las regiones de Asia, detalla el texto.
Uno de los mensajes esenciales de SOFI es que el 'efecto acumulativo de los cambios en el clima está minando todas las dimensiones de la seguridad alimentaria' como la disponibilidad de alimentos, el acceso, la utilización y la estabilidad.
De ahí que el principal llamado de los organismos especializados es acelerar las acciones y ampliar su escala con el propósito de reforzar la resiliencia y la capacidad de adaptación de los sistemas alimentarios y los medios de subsistencia de la población que permita responder a los fenómenos meteorológicos extremos.
Para los especialistas encargados de elaborar el documento las soluciones exigen 'asociaciones más estrechas y financiación plurianual a gran escala para programas integrados de reducción y gestión de riesgos de catástrofes y adaptación al cambio climático con perspectivas a corto, a medio y a largo plazo'.
Además, de las estimaciones actualizadas sobre número de personas que padecen hambre en el mundo, incluidos los desgloses regionales y nacionales, el documento ofrece detalles sobre los últimos datos relacionados con el retraso y la atrofia infantil, la obesidad adulta y el sobrepeso en infantes, entre otros indicadores nutricionales.
Los indicios de una creciente inseguridad alimentaria y los elevados niveles de las diferentes formas de malnutrición son, alerta la ONU en su informe, 'una clara y urgente advertencia' de avanzar hacia la meta de los Objetivos de Desarrollo Sostenible sobre seguridad alimentaria y nutrición, 'sin dejar a nadie atrás'.