Washington, 1 nov (RHC) Entre las noticias sobre campañas, encuestas y proyecciones de cara a los comicios estadounidenses a medio término, despierta alarma hoy en diversos sectores las relacionadas con denuncias de supresión de votantes en varios lugares del país.
Muchos críticos, sobre todo demócratas, han reclamado que algunos estados hacen más estrictos los requisitos de identificación y registro para limitar la participación en las urnas de minorías como los latinos, afronorteamericanos o indígenas, que tienden a favorecer al partido azul, destaca Prensa Latina.
La profesora de la Universidad de Emory Carol Anderson, autora del libro Una persona, ningún voto: cómo la supresión del votante está destruyendo nuestra democracia, describe ese fenómeno como una serie de diferentes tipos de requisitos diseñados para disuadir a los votantes elegibles de ejercer ese derecho.
En el libro, publicado en septiembre pasado, Anderson rastrea el aumento de restrictivas leyes electorales en toda la nación y examina cómo la participación de votantes afroestadounidenses ha estado sistemáticamente comprometida desde que la Corte Suprema decidió cambiar en el año 2013 la Ley de Derecho al Voto de 1965.
A partir de las elecciones de 2010, 24 estados han implementado nuevas limitaciones para votar, entre ellos Alabama, que ahora requiere una identificación con foto; y Ohio y Georgia, que eliminan a los votantes de las listas de registro si no han participado en comicios dentro de un período de tiempo establecido.
El periodista de la revista Mother Jones Ari Berman, autor de la obra Danos la boleta: la lucha moderna por los derechos de voto en Estados Unidos, declaró al portal NPR que muchas de las medidas son parte de una estrategia republicana más amplia para restringir el acceso.
Tal esfuerzo, según el analista, fue reforzado en 2013 por mencionado fallo del máximo tribunal del país, en el caso conocido como Condado de Shelby contra Holder, el cual eliminó el escrutinio federal sobre estados con historia de discriminación en las urnas.
Las denuncias sobre supresión de votantes parecen tener este año su epicentro en Georgia, donde la demócrata Stacey Abrams pretende convertirse en la primera gobernadora afronorteamericana en la historia del país, y para ello sostiene una cerrada contienda de cara a los comicios del 6 de noviembre con el republicano Brian Kemp.
Este último, como secretario de Estado del territorio, es el encargado de supervisar las elecciones, y grupos de derechos civiles lo demandaron después de que se pusieras trabajas al registro para votar de 53 mil personas, de las cuales el 70 por ciento eran afrodescendientes.
De acuerdo con los reportes de prensa, cuando las personas enviaban solicitudes de registro de votantes, si sus nombres en los formularios no coincidían exactamente con las bases de datos estatales, se les enviaba una carta para informarles que sus solicitudes estaban pendientes.
A ello se une que, según Berman, Georgia ha cerrado 214 lugares de sufragio en los últimos años, recortó la votación anticipada, y purgó agresivamente las listas de votantes, de las cuales fueron sacadas un millón y medio de personas de 2012 a 2016.
Otro caso significativa es el de En Dakota del Norte, donde vive una alta concentración de población indígena, pues allí se adoptó una ley estatal que exige que el domicilio del votante esté incluido en la cédula de identidad.
Sin embargo, muchas personas que habitan en reservas en zonas remotas, utilizan apartados postales para recibir su correo, y es esa información la que aparece en sus identificaciones tribales.
Por tal motivo, Berman considera que unos cinco mil miembros de esas comunidades probablemente no podrán votar en las elecciones de la semana venidera.
Al mismo tiempo, cuatro estados tienen vetado el sufragio para estadounidenses que hayan recibido condenas carcelarias, incluso si ya las cumplieron, lo que en Florida, Tennessee y Kentucky significa que al menos el veinte por ciento de los afroamericanos en edad elegible no acudirá a las urnas.
La revista The New Yorker añadió que Carolina del Norte promulgó restricciones a la votación anticipada, que en muchos lugares comienza semanas antes del 6 de noviembre.
Esa medida afecta especialmente a los afronorteamericanos, muchos de los cuales tienen trabajos por hora y no siempre pueden acudir a los centros de votación en la jornada de los comicios, apuntó el medio.
Los reclamos sobre ese tipo hechos suelen estar presentes en casi todos los procesos electorales estadounidenses, y en los de este año, cuando los demócratas buscan alcanzar la mayoría en al menos una de las cámaras del Congreso, la supresión de votantes podría impactar en lugares donde las carreras están muy cerradas.
(Prensa Latina)