Caracas, 4 ene (RHC) Venezuela defiende la legitimidad de la historia de la región ante las recientes declaraciones de agradecimiento del presidente colombiano, Iván Duque, a la participación de Estados Unidos en la emancipación neogranadina.
A propósito de la reciente visita a Cartagena del Secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, Duque envió un mensaje de gratitud a la nación norteña por su respaldo a la libertad de Colombia que desconcertó a diplomáticos y políticos venezolanos.
La vicepresidenta venezolana, Delcy Rodríguez, recalcó que esas declaraciones ratifican la subordinación de Bogotá a los intereses de Washington en su confabulación para atacar a Venezuela.
Igualmente una declaración contra el gobierno de Venezuela, reiterativa y carente de consenso, sobre todo por la negativa de México a firmarla, aprobó el Grupo de Lima reunido en la capital peruana con la participación de Estados Unidos a la distancia.
A la cita de cancilleres asistieron solo seis de los 15 países convocados, más el secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, mediante teleconferencia desde Washington y quien con seguridad insistió en su prédica de aislar y acabar con el gobierno bolivariano.
México se opuso a la declaración en sus alcances injerencistas, retomando su histórica política exterior de no intervención y respeto a la soberanía y los asuntos internos de otros países.
Al parecer, la idea del canciller anfitrión, Néstor Popolizio, de romper relaciones con Venezuela y cerrar el ingreso a funcionarios venezolanos, no logró consenso.
La declaración solo consigna el acuerdo de “reevaluar el estado o nivel de sus relaciones diplomáticas con Venezuela” y, en la medida que lo permitan las legislaciones nacionales, “impedir a los altos funcionarios del régimen venezolano la entrada al territorio de los países del Grupo de Lima”.
Otras represalias consisten en “elaborar listas de personas naturales y jurídicas con las que entidades financieras y bancarias de sus países no deberán operar o deberán tener una especial debida diligencia, prevenir su acceso al sistema financiero y, de ser necesario, congelar sus fondos y otros activos o recursos económicos”.
También “evaluar con criterio restrictivo el otorgamiento de préstamos” a Venezuela en los organismos financieros internacionales y regionales de los que los países firmantes son parte y suspender la cooperación militar con el país bolivariano.
La declaración final de los representantes gubernamentales de diverso rango, insiste en desconocer las elecciones venezolanas de mayo de 2018 y al reelecto presidente Maduro, a quien instan a no asumir otra vez el cargo el 10 de enero próximo.
También reiteran su apoyo a la asamblea nacional elegida en 2015, controlada por la oposición, en la misma línea de Washington.
Si bien el texto señala que la crisis venezolana deben resolverla los venezolanos, insiste en apoyar iniciativas que conduzcan al restablecimiento de lo que consideran orden constitucional mediante un nuevo proceso electoral.
La declaración del Grupo de Lima condena cualquier provocación o despliegue militar que amenace la paz y la seguridad en la región, pero obvia mencionar las amenazas de intervención de Estados Unidos en Venezuela.
Responsabilizan al gobierno venezolano de la llamada “crisis humanitaria” y la emigración propiciada por la crisis económica, que la administración de Maduro atribuye a acciones de bloqueo económico de Estados Unidos, entre otras causas.