Tegucigalpa, 7 jun (RHC) La Conferencia Episcopal de Honduras responsabilizó al gobierno de Juan Orlando Hernández de ser el responsable de la crisis generada como resultado de la promulgación de polémicos decretos, considerados antesala de la privatización de la salud y educación.
Los obispos miembros de la Conferencia señalaron además que los hondureños enfrentan problemas como el alto costo de la vida, el crimen, la violencia, el desempleo, las deficiencias graves en los sistemas de salud y educación, la corrupción, el narcotráfico y muchos más.
Asimismo, consideraron que si cada conflicto es manejado con la misma ineficiencia con que se maniobran todos, las consecuencias pueden hundir a Honduras en una crisis muy difícil de superar.
Por esa razón, se hace aún más dolorosa y comprensible la indignación de la mayoría de la población, el sufrimiento de los más pobres, la decepción de los jóvenes, el miedo de los migrantes, la angustia de los enfermos, la impotencia frente a la corrupción y la impunidad, el cansancio de quienes luchan por una Honduras mejor sin ver resultados, indicaron.
En opinión de los clérigos, otro ingrediente que agrava los conflictos es la politización que los complica aún más, introduciendo dobles agendas y empañando la claridad de los objetivos por los que se lucha.
Los sacerdotes manifiestan que no dudan que las protestas de médicos y maestros tienen la intención de ser pacíficas, pero permitir la infiltración de elementos violentos demerita la finalidad que persiguen y conculcan otros derechos de la población que también deben ser garantizados.
Apuntan que una Constitución violada cuantas veces convenga, unos poderes para nada independientes, un Congreso títere de pésimos actores, lo único que logran es acentuar la miseria y la polarización.