Santiago de Chile, 3 nov (RHC) Un llamado a protestas para el inicio de semana que lo han llamado el Super Lunes, serán las movilizaciones en contra del neoliberalismo en Chile que entran en una tercera semana de estallido social.
La Mesa de Unidad Social, que reúne a casi un centenar de organizaciones sindicales, sociales, profesionales y estudiantiles, llamó a repetir en la capital la marcha que congregó un millón de personas hace poco más de una semana, con una concentración este lunes en la Plaza Baquedano a partir de las 17:00 hora local.
Pero para el medio día, están convocadas concentraciones ante las sedes del Congreso Nacional en Santiago y Valparaíso así como en las oficinas de parlamentarios para exigir que se detenga en ambas Cámaras el debate legislativo de proyectos de la agenda legislativa que pretende impulsar el gobierno de Sebastián Piñera. Asimismo llamaron a un cacerolazo nacional desde las 20.00 horas.
Las reivindicaciones de los millones de chilenos que se manifiestan desde el 18 de octubre se centran paulatinamente en la exigencia de una nueva Constitución, y en lo inmediato, en el aumento del salario mínimo a 500 mil pesos líquidos (el gobierno propone que sea de 350 mil) así como incrementos sustanciales de las pensiones.
También demandan la rebaja en tarifas de servicios básicos como electricidad, agua y transportes y su paso a propiedad estatal, servicios de educación y salud públicas con calidad y al alcance de todos, la reducción de la jornada laboral a 40 horas semanales y justicia y castigo para los violadores de los derechos humanos.
Ellos llaman a rechazar la fuerte represión ejercida por las fuerzas policiales y militares durante los más de 15 días de protestas, que dejaron al menos 20 fallecidos, cerca de tres mil heridos, según cálculos de la Cruz Roja, y más de cuatro mil detenidos, incluyendo cientos de menores de edad, entre otras violaciones.
Para el resto de la semana están previstas otras manifestaciones y una de las más importantes será el miércoles a partir de las 07.00 horas, convocada por sindicatos de transportistas y taxistas, entre otros, para exigir la reducción de los abusivos costos de los peajes en las autopistas del país.
Para ello los camioneros y taxistas, insatisfechos con las respuestas dadas por el gobierno hasta ahora a sus reclamos, esperan bloquear con sus equipos, avanzando a marcha lenta, todas las autopistas de entrada a esta capital.
Por su parte, un grupo de organizaciones sindicales acordaron constituir un Comité de Huelga para promover una paralización paulatina de todos los sectores que permita avanzar hacia una huelga general como demostración de fuerza para obligar al gobierno a realizar cambios reales y no parches al modelo neoliberal, como hasta ahora.
Además se llamó a continuar y fortalecer los cabildos populares autoconvocados, impulsados por la Mesa de Unidad Social, con la participación de miles de personas y como alternativa al diálogo ciudadano que el gobierno pretende impulsar a espaldas del movimiento popular que protagoniza las protestas.