“Condenamos enérgicamente el ataque de EE.UU. contra las fuerzas populares iraquíes. El ataque se considera una violación de la soberanía nacional, y por ello, llamamos a todas las facciones del Parlamento a tomar una decisión urgente y audaz y exigir al Gobierno que expulse a las tropas extranjeras del territorio iraquí”, dijo en un comunicado la coalición Al-Fath, una de las facciones políticas con mayor representación parlamentaria.
En la misma jornada del domingo, EE.UU. bombardeó varias posiciones de las Unidades de Movilización Popular de Irak (Al-Hashad Al-Shabi, en árabe) —que forman parte de las Fuerzas Armadas iraquíes— y dejó varios muertos en la ciudad de Al-Qaim, fronteriza con Siria.
La declaración advierte que “el pueblo iraquí responderá a este acto criminal y hegemonista de EE.UU., pues está dispuesto a asumir cualquier desafío relacionado con su dignidad y soberanía”.
Faleh al-Jazali, un diputado iraquí, adujo que el ataque aéreo de EE.UU. a las fuerzas populares del país, en concreto a Kataeb Hezbolá, se considera una declaración de guerra.
A pesar de que Al-Hashad Al-Shabi ha desempeñado un rol clave en la lucha contra el terrorismo en el país árabe, el Gobierno estadounidense, presidido por Donald Trump, ha adoptado una posición hostil hacia estas tropas populares: bombardea sus posiciones y les ha impuesto brutales sanciones.