La madrugada del miércoles, Irán atacó con misiles base militar estadounidense Ain Al-Asad, ubicada en la provincia occidental iraquí de Al-Anbar, y, también, una base en Erbil, capital de la región del Kurdistán iraquí, como una respuesta del asesinato del general teniente iraní, Qasem Soleimani, comandante de la Fuerza Quds del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI), quien fue asesinado el pasado viernes por EE.UU.
La defensa antimisiles de Estados Unidos no logró interceptar ni un misil lanzado contra sus bases en el territorio iraquí y las autoridades iraníes confirman que el ataque provocó la muerte de decenas de soldados estadounidenses, mientras que el presidente de ese país, Donald Trump, reclama que se saldó sin bajas.