La Paz, 6 ago (RHC) El parlamento boliviano cerró una sesión de honor, acto principal de celebración del aniversario nacional, sin escuchar el informe de la presidenta golpista Jeanine Áñez, en un nuevo choque que agravaba la tensión entre los dos principales poderes del Estado.
"Al no haberse recibido el informe escrito por parte de la presidenta del Estado, se encuentra agotado el orden del día", sentenció el vicepresidente del Senado, Milton Barón, al clausurar la sesión bicameral del parlamento en la que solo se escuchó el informe online de la presidenta de ese órgano, Eva Copa.
El mensaje que la presidenta transitoria debía presentar vía internet estaba en agenda, pero resultó excluido de la sesión parlamentaria tras anunciarse oficialmente que Áñez no había cumplido el mandato constitucional de presentar un informe escrito de labores.
La gobernante-candidata leyó posteriormente su discurso por la televisión estatal, en el cual reiteró su condena a los pasados gobiernos del Movimiento Al Socialismo (izquierda) de Evo Morales (2006-2019) y al Parlamento controlado por ese partido, y emplazó al Tribunal Supremo Electoral a garantizar las elecciones de octubre.
Los desencuentros habían comenzado temprano, en una ceremonia de izado de banderas, y se extendieron hasta una celebración oficial en la catedral católica vecina al Palacio de Gobierno, a la cual la presidenta y jefes militares asistieron en contradicción con el carácter laico del Estado.
Áñez —quien arguyó un supuesto aislamiento sanitario para no acudir personalmente a presentar su informe al Parlamento— participó en la ceremonia de banderas frente al Palacio de Gobierno, a diferencia de Copa que seguía en aislamiento domiciliario recuperándose de COVID-19.
En la sesión legislativa, las primeras palabras de la líder del parlamento, militante del MAS, fueron para pedir un minuto de silencio en homenaje a las víctimas de la pandemia de COVID-19 "y también por los que perdieron la vida en defensa de los recursos naturales y la democracia durante las masacres de noviembre".
La líder parlamentaria, en su discurso censurado en gran parte por la televisión estatal que hacía la transmisión oficial, acusó al Gobierno transitorio de las masacres y otras violaciones de derechos humanos.
Señaló también un manejo irregular que habría puesto al borde de la quiebra a las principales empresas públicas, como la aerolínea BoA, la petrolera YPFB (Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos) y la telefónica Entel.
Denunció además que el Gobierno interfiere el trabajo de comisiones especiales creadas por el parlamento para investigar varios supuestos hechos de corrupción, incluida una compra de 170 respiradores para la lucha contra la COVID-19, que resultaron inservibles y con sobreprecio, según instituciones médicas.
La presidenta, que había cuestionado la viabilidad de elecciones generales el 6 de septiembre, criticó al Tribunal Supremo Electoral por haber aplazado los comicios hasta el 18 de octubre.
"Con el juego infantil de mover la fecha sin consultar a los candidatos no ayudan a las estabilidad y más bien crean condiciones para que los violentos de octubre vuelvan a sus andadas", afirmó Áñez en su discurso de tono electoral en el que criticó a todos los demás candidatos.
La gobernante acusó de nuevo al MAS de bloquear en el parlamento créditos externos que podrían ser utilizados en el pago de bonos a ancianos y llamó a un amplio pacto político en favor de ese beneficio de alivio por la pandemia.
La presidenta transitoria de Bolivia, Jeanine Áñez, aprovechó una transmisión en cadena nacional para lanzar mensajes claramente proselitistas y retiró la bandera indígena wiphala de la banda que simboliza el mando gubernamental.
El discurso electoral de Áñez se anticipó en un mes al período oficial de campaña programado por el Tribunal Supremo Electoral con miras a los comicios generales que ese organismo ha fijado para el 18 de octubre.
Áñez hizo la afirmación durante su mensaje radio-televisado en ocasión del 195 aniversario de la fundación de Bolivia, que salió por los medios pero no fue escuchado directamente en el parlamento porque los líderes legislativos dijeron que no lo había enviado por escrito anticipadamente como manda la Constitución.
El mensaje de Áñez estuvo marcado por una fuerte confrontación con el parlamento y el poder electoral, aparte de ataques directos a los otros siete candidatos presidenciales habilitados para las elecciones.
"Esos candidatos estaban y están ocupados en hacer política, estaban y están llenándose la boca con palabras complicadas para justificar sus intereses políticos, y ninguno, ni en la derecha ni en la izquierda, ni los nuevos ni los viejos abrieron ni abren la boca para reclamar por el bono Salud", fustigó la Presidenta.
El bono aludido es un nuevo pago a personas sin salario fijo ni renta de jubilación, equivalente a 72 dólares, que el Gobierno de Áñez ha prometido pagar como alivio por la pandemia de COVID-19, con la condición de que el parlamento opositor apruebe créditos internacionales ya contratados.
Áñez, quien propugna un aplazamiento de las elecciones con el argumento de que primero debería resolverse la crisis de la pandemia, dijo que consideraba que en Bolivia "hay dos caminos de futuro, el camino de los que saben hacer solidaridad y el camino de los que no saben hacerlo".
Tras su discurso, la gobernante saludó a la guardia presidencial frente al Palacio de Gobierno y caminó hasta la contigua Catedral católica de Nuestra Señora de La Paz luciendo un histórico medallón de mando y la banda presidencial reservada para ocasiones solemnes, aunque esta vez no incluía la imagen de la wiphala.
Medios locales y activistas de las redes sociales publicaron fotografías y videos de la banda presidencial sin el símbolo indígena, desatando una ola de críticas.
La multicolor wiphala y la flor amazónica Patujú fueron elevadas al rango de símbolos patrios durante el pasado Gobierno de Evo Morales (2006-2019).
Fuente: Sputnik