La Paz, 12 ago (RHC) El ministro del régimen de facto de Bolivia, Arturo Murillo, amenazó con usar la fuerza letal contra los manifestantes que exigen la renuncia de Jeanine Áñez.
Cochabamba, El Alto y otras ciudades bolivianas han sido escenario de protestas desde hace varios días para exigir la renuncia de la autoproclamada presidenta interina, Jeanine Áñez, y la celebración de los comicios generales en septiembre.
Murillo, ministro de gobierno de facto, afirmó en una entrevista con la cadena estadounidense CNN, que “lo políticamente correcto sería meter bala” a los manifestantes.
Aunque afirmó que el Gobierno de facto intentará llegar a un acuerdo con los manifestantes para eliminar los bloqueos de carreteras, advirtió que, de no lograrlo, las fuerzas militares entrarán en la escena.
“No va a quedar otra forma que actuar con la mano más dura, con la ley en la mano”, aseguró Murillo, para luego afirmar que el Ejecutivo está “tratando de evitar una guerra civil en el país”.
Las elecciones ya se habían pospuesto de mayo a septiembre por la emergencia sanitaria causada por la pandemia del nuevo coronavirus, causante de la COVID-19, y el mes pasado el Tribunal Supremo Electoral anunció el 18 de octubre para la realización de las elecciones generales.
El gobierno ‘de facto’ acusa al expresidente Evo Morales, del partido Movimiento Al Socialismo (MAS), y otros funcionarios de la presunta responsabilidad en las protestas en curso en Bolivia.
Sin embargo, Morales, a cuyo partido las encuestas dan como potencial ganador en las próximas presidenciales, llamó el martes a sus partidarios a seguir el camino democrático para resolver la crisis política en el país.
“No debemos caer en las provocaciones que nos quieren llevar a la violencia. Solo con el pueblo en el poder democrática y pacíficamente podremos resolver las crisis y eso significa elecciones ya, con fecha definitiva e inamovible”, dijo Morales desde su exilio en Argentina.
El expresidente de Bolivia renunció al cargo el 10 de noviembre de 2019, en medio de un golpe de Estado apoyado por Estados Unidos y una ola de violencia desatada por la oposición, que se negó a reconocer su victoria en las elecciones presidenciales.
Tras la renuncia forzada de Morales, Áñez se autoproclamó presidenta interina del país y asumió el poder sin quorum legislativo, un hecho considerado por Morales y varios países como el “golpe más artero y nefasto de la historia”.
Morales y otros partidos opositores denuncian que la postergación de las elecciones por tres veces, valiéndose de varios pretextos, es una treta de Áñez para perpetuarse en el poder.
(HispanTV)