Washington, 4 ene (RHC) La difusión este domingo de una grabación del presidente estadounidense Donald Trump, en la que pide a un alto cargo electoral "encontrar" las papeletas de votos necesarias para anular su derrota en el estado de Georgia, provocó indignación en Washington, lanzando una semana que se presenta agitada.
Como preludio, el nuevo Congreso de Estados Unidos asumió sus funciones este domingo, y la Cámara de Representantes volvió a elegir como presidenta a la demócrata Nancy Pelosi, una hábil estratega de 80 años.
Pero, a dos días de unas elecciones cruciales para el control del Senado y a tres de una sesión del Congreso en la que se debe sellar la victoria del presidente electo, Joe Biden, lo que más llamó la atención fue la conversación entre Trump y un alto cargo electoral de Georgia.
El presidente, que sigue sin reconocer su derrota en las elecciones del pasado 3 de noviembre, buscó durante una larga conversación telefónica la ayuda de Brad Raffensperger, el congresista republicano encargado de las elecciones en Georgia.
"No pasa nada por decir que habéis vuelto a contar" los sufragios emitidos, declaró el gobernante, según una grabación de la conversación realizada a escondidas y difundida primero por The Washington Post.
"Sólo quiero encontrar 11.780 votos (...) porque hemos ganado en ese estado", dijo, a pesar de que la victoria del demócrata Biden en Georgia, con unos 12.000 sufragios de ventaja, fue confirmada por un recuento y auditorías.
Repitiendo sus acusaciones de fraude, rechazadas por los tribunales, el multimillonario republicano le dijo a Raffensperger que le habían robado las elecciones.
"Sabéis lo que han hecho y no decís nada: es un delito, no podéis dejar que eso ocurra, es un gran riesgo para vosotros", añadió.
Raffensberger, que estaba acompañado por un abogado del estado, no cedió. "Pensamos que nuestras cifras son buenas", contestó.
El Partido Demócrata denunció inmediatamente presiones "potencialmente reprensibles" por parte del presidente.
"El desprecio de Trump por la democracia ha quedado al descubierto", comentó el congresista demócrata Adam Schiff, que consideró esas presiones como "potencialmente reprensibles".
Su compañera Debbie Wasserman Schultz denunció el acto de "un presidente desesperado y corrupto".
El congresista republicano Adam Kinzinger pidió a los miembros de su partido que no sigan al presidente en su rechazo a los resultados electorales. "No podéis hacer eso, teniendo la conciencia tranquila", escribió en su cuenta de Twitter.
Aunque algunos pesos pesados republicanos, entre ellos el líder de los senadores Mitch McConnell, acabaron admitiendo la victoria de Biden, Trump sigue teniendo el apoyo de casi dos decenas de congresistas.
Tanto en la Cámara como en el Senado, esos parlamentarios prometieron negarse a certificar la victoria de Biden el miércoles, durante una sesión en el Congreso para registrar formalmente los resultados de las presidenciales de noviembre.
Al mismo tiempo, varios seguidores de Trump se unirán cerca de la Casa Blanca para mostrarle su apoyo.
Las intervenciones de esos congresistas no tienen ninguna posibilidad de impedir la investidura de Biden el 20 de enero, pero su actitud podría complicar la misión que asumió: "reconciliar" Estados Unidos.
El éxito del demócrata dependerá, sobre todo, de las elecciones del martes en Georgia, que determinarán el control del Senado. Para que la Cámara Alta sea controlada por los demócratas, sus candidatos deberán llevarse los dos escaños en juego, un reto que se presenta complicado.
Es tanto lo que está en juego, que Trump y el primer mandatario electo Biden visitarán el estado el lunes. También lo harán sus respectivos números dos: Mike Pence y Kamala Harris.
"El futuro del país está en juego aquí en Georgia, en nuestras papeletas", dijo a la cadena Fox News la senadora republicana Kelly Loeffler, quien espera conservar su escaño frente al pastor negro Raphael Warnock.
"Estamos a punto de lograr una victoria histórica después de cuatro años de grave incompetencia, racismo, odio y prejuicio", dijo el demócrata Jon Ossoff, de 33 años, a la cadena CNN, con la esperanza de quedarse con el escaño del republicano David Perdue, de 71.
Los dos republicanos son favoritos: Perdue ganó en la primera vuelta de esos comicios, y Loeffler recibirá probablemente los votos de los seguidores de otro conservador derrotado en la primera ronda.
Pero los demócratas confían en aprovechar la dinámica creada por la victoria de Biden para ganar. La batalla de Trump contra los resultados electorales también podría beneficiarles: si están convencidos de la existencia de un fraude, los electores republicanos podrían quedarse en casa.
(AFP)