Foto: Internet.
Lima, 17 abr (RHC) La polémica sobre el llamado golpe de Estado fallido del expresidente peruano Pedro Castillo cobró actualidad hoy con las reacciones a una encuesta, según la cual el Congreso -parlamento-, derrocó al hoy encarcelado exmandatario.
El sondeo de la empresa Ipsos, ajena a simpatías con Castillo, preguntó por segunda vez si el encuestado piensa que el maestro rural llevó a cabo una intentona o el Parlamento dio el 7 de diciembre de 2021 un golpe al entonces gobernante.
Una mayoría de 47 por ciento opinó que el golpe lo dio el Legislativo, mientras 46 por ciento señalaron a Castillo como autor de un intento golpista.
El resultado mantuvo la diferencia de tres puntos a favor de quienes atribuyen el golpe al Congreso, respecto a un sondeo similar de la misma empresa, de febrero último.
La percepción mayoritaria persiste pese a que políticos, sobre todo derechistas, y la gran mayoría de la prensa y de analistas mediáticos, insisten a diario en calificar a Castillo como golpista porque ordenó la disolución del hemiciclo hostil a su gobierno.
La exministra de la Mujer Anahí Durand comentó que “es muy difícil falsear la realidad ante la población por más que dispongas de recursos y medios de comunicación”.
“Frente al discurso del poder mediático, la sabiduría popular. Frente al intento del oligopolio para igualar a Castillo con el exdictador Fujimori, el sentido común”, apuntó la analista Laura Arroyo, radicada en España.
Recordó a los políticos que su deber es “oír más a quien dice representar y dejar de entrar en las trampas que pone el poder”.
La socióloga Lucía Alvites comentó que lo importante es que “ni los grandes poderes pueden negar lo evidente: el golpista es el Congreso”.
Aquel día “no hubo decreto legislativo, no hubo toma del Congreso por la Policía, no hubo respaldo de las Fuerzas Armadas. No hay un acto de golpe” y no surtió efecto la proclama de Castillo de disolución del Congreso», aseveró, de su lado, el destacado académico Sinesio López.
López añadió que aquel mensaje fue un suicidio político ante el acoso golpista permanente del Congreso, y Castillo, al no contar con apoyo militar ni policial, decidió “morir matando” y antes de que el Legislativo lo vaque (destituya). (Fuente: Prensa Latina).