Foto tomada de Prensa Latina
La Habana, 17 nov (RHC) El demócrata Joe Biden visita hoy la Amazonia brasileña, hecho que marca un momento histórico, pues por primera vez un presidente de Estados Unidos en ejercicio estará en esa región.
La primera estancia de un mandatario estadounidense en la zona ocurrió entre 1913 y 1914, cuando Theodore Roosevelt, después del fin de su mandato, se unió al mariscal Cândido Mariano da Silva Rondon, en una expedición científica por el entonces Río de la Duda, que más tarde fue renombrado Río Roosevelt en honor al viaje.
Otro expresidente de ese país norteño, Bill Clinton, visitó Manaos, capital del norteño estado de Amazonas, en 2011 para el Foro Mundial sobre Sostenibilidad, centrado en temas ambientales.
En 2018, el entonces vicepresidente Mike Pence estuvo en Manaos, para una visita a un refugio de inmigrantes en la zona sur de la ciudad.
Ahora, Biden, quien termina su mandato en enero, cuando el republicano Donald Trump volverá a asumir el poder después de ganar las elecciones de 2024, visitará el territorio.
Tal viaje se realiza en medio de una emergencia climática sin precedentes, exacerbada por factores como el cambio climático y la deforestación.
Durante su breve recorrido por el oeste de la Amazonia, Biden sobrevolará Manaos, visitará el Museo de la Amazonía (Musa) y se reunirá con investigadores y líderes indígenas, antes de dirigirse a Río de Janeiro para asistir a la Cumbre de Líderes del Grupo de los Veinte (G20), prevista para realizarse los días 18 y 19.
El foro de las 19 más importantes economías del mundo y las uniones Europea y Africana estará dedicada a la lucha contra el hambre y las desigualdades sociales, y marcará el lanzamiento de la Alianza Global, propuesta por el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva.
Amazonas vive una aguda crisis hídrica. El río Negro, que bordea Manaos, enfrenta niveles críticos después de la sequía más severa jamás registrada.
Datos de la Defensa Civil del estado indican que todos los 62 municipios están en alerta por el nivel de los afluentes.
La calamidad aisló comunidades y dificulta la navegación fluvial, impactando a unas 850 mil personas.
Este escenario se ve agravado por dos años consecutivos de aridez extrema, impulsada por la prolongación del fenómeno El Niño y el calentamiento del Atlántico Tropical Norte. (Fuente: Prensa Latina)