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Buenos Aires, 4 feb (RHC) La base naval de Guantánamo, cuya existencia expresa el espíritu colonialista de la política estadounidense, adquiere un nuevo sesgo represivo bajo la administración de Donald Trump, advirtió este martes el periodista argentino Gustavo Veiga.
En un artículo publicado en el diario Página 12, el escritor y docente cuestionó la decisión del presidente norteamericano de expulsar a migrantes y trasladarlos a ese territorio cubano, ilegalmente ocupado por Estados Unidos.
Son unos 117 kilómetros cuadrados arrebatados a la isla desde 1903. Trump acaba de cumplir el primer objetivo de su gobierno: poner en marcha el mayor operativo de deportación de la historia. Sembró el miedo en todo el país, pero no conforme con su política agresiva, que discrimina por portación de cara, semblante o acento latino, agita la posibilidad concreta de confinamiento en donde aún permanecen acusados de terrorismo, indicó Veiga.
Además, alertó sobre la existencia de numerosas denuncias por las torturas realizadas en esa base y las malas condiciones en las que se encuentran los detenidos. Por otra parte, criticó la forma en que son devueltos los migrantes “en las mismas condiciones que los esclavos fueron llevados por la fuerza a Estados Unidos entre 1619 y 1865. Encadenados a la cintura, esposados y con grilletes en los pies. El paso de los siglos hizo que cambiara el tipo de transporte. Se pasó de los barcos negreros a los aviones. Brasileños, colombianos, mexicanos, hondureños y guatemaltecos terminaron como si fueran una mercancía desechable”.
La sola proyección de esas imágenes en los noticieros levantó críticas de presidentes de importantes países de Latinoamérica: Claudia Sheinbaum de México, Luiz Inácio Lula da Silva de Brasil y Gustavo Petro de Colombia. «Humillados» fue el adjetivo que usaron varios de los expulsados al regresar a su tierra. En Estados Unidos les retuvieron sus bienes, los vistieron con ropaje carcelario, les quitaron los cordones de su calzado y denunciaron que los trataron «como perros», señala el artículo.
La base podría recibir a 30 mil migrantes que la administración republicana considera criminales. El trato degradante a los deportados hasta ahora confirma ls construcción de sentido que instaló la Casa Blanca para satisfacción de su electorado más reaccionario, añade.
Asimismo, afirma que “queda claro que el propósito de Trump es hacer correr el miedo. Hoy Estados Unidos es la escenificación de una caza de brujas, de persecución cuasi calvinista contra el enemigo revelado por la retórica antiinmigrante”.