Madrid, 9 feb (RHC) Cristina de Borbón, hermana del rey Felipe VI de España, volvió hoy al banquillo junto con su marido, Iñaki Urdangarin, al retormarse el juicio por corrupción en el que ambos declararán como acusados en los próximos días.
En medio de una gran expectación mediática y sin hacer declaraciones ante los periodistas llegaron juntos al edificio público de Palma (este) donde se celebra la vista oral por el llamado "caso Nóos", en el que también están acusados políticos y ex altos funcionarios públicos del Gobierno regional de Baleares, reporta Dpa.
Poco después comenzaron las declaraciones de los 17 acusados, uno menos de los que había inicialmente. La acusación popular, ejercida por la organización Manos Limpias, retiró la acusación contra Miguel Tejeiro, secretario del Instituto Nóos.
Cristina de Borbón será la última en declarar ante el tribunal y lo hará a fines de este mes. Se enfrenta a una petición de pena de ocho años de prisión. Cuatro abogados más han reforzado su equipo de defensa en los últimos días.
El juicio arrancó el 11 de enero pasado con la jornada de cuestiones previas en la que los abogados de la infanta pidieron que la causa fuera sobreseída para ella con el argumento de que solo la inculpa la acusación particular.
El tribunal lo desestimó y Cristina, hija del rey emérito Juan Carlos, sigue acusada por Manos Limpias de ser cooperadora necesaria de dos delitos fiscales presuntamente cometidos por su marido.
Sexta en la línea de sucesión al trono, se convirtió en el primer miembro de la Casa Real española en ser procesado, acusada de haber ayudado a su marido a evadir dinero ganado ilícitamente.
El ex jugador de balonmano, de 48 años, está en el centro de un entramado que logró presuntamente suculentos contratos de administraciones públicas a través del Instituto Nóos, una entidad pública ligada al mundo del deporte.
En total se habría embolsado seis millones de euros junto con su entonces socio, Diego Torres. El fiscal pide para él 19 años y medio de cárcel y Manos Limpias, 26 años y medio.
El caso supuso un duro golpe para Juan Carlos I en los últimos años de su reinado y contribuyó a su abdicación en junio de 2014.