Washington, 28 abr (RHC) Alrededor de 16 militares estadounidenses, entre ellos un general, recibieron sanciones administrativas por cometer errores que provocaron el bombardeo de un hospital en Kunduz, Afganistán, donde murieron 42 personas en octubre pasado, dijeron oficiales del Pentágono.

Sin embargo, los uniformados, algunos de los cuales pertenecen a las Fuerzas de Operaciones Especiales, no enfrentaron cargos delictivos en conexión con ese ataque aéreo.

Aunque ninguno de ellos fue enviado a los tribunales, en muchos casos un castigo no judicial como una carta de reprimenda o una suspensión, puede significar para algunos el fin de la carrera en los servicios armados.

El hospital afgano fue bombardeado el 3 de octubre del 2015 por un avión AC-130 que lanzó más de 200 proyectiles contra el edificio de la instalación en poco menos de media hora, antes de que el mando militar se percatara que era un error, de acuerdo con versiones anteriores de ese suceso.