Naciones Unidas, 14 jul (RHC) La costarricense Cristiana Figueres expuso en la ONU las prioridades que asumiría de ser electa como próxima secretaria general de ese organismo internacional.
Durante la continuidad del proceso para elegir el principal cargo de las Naciones Unidas, aseguró Cristiana Figueres que potenciaría la respuesta a las crisis y la solución pacífica de los conflictos, trabajaría para sentar las bases de una paz sostenible en el futuro, además, de forjar un modelo inclusivo de multilateralismo y fortalecer a esa organización.
También insistió en que como secretaria general abordaría los componentes sociales, ambientales y de protección a los derechos humanos y generaría las condiciones para una paz sostenible en el planeta.
Naciones Unidas también aseguró que en lo que va de año, sus agencias especializadas en la labor humanitaria llevaron asistencia a 978 mil personas en Siria, residentes en áreas de difícil acceso por el conflicto.
De acuerdo con la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), la acción más reciente tuvo lugar en el barrio Al-Waer, en la occidental ciudad de Homs, a donde este jueves llegó el primero de los dos convoyes con alimentos, agua, medicinas y artículos sanitarios, destinados a 75 mil seres humanos.
La ONU señaló además que se beneficiaron con la ayuda 364 mil habitantes de las llamadas localidades bajo asedio por los actores del conflicto -el Gobierno, la oposición y los terroristas- un término que Damasco rechaza, al afirmar que todo el país levantino está sitiado por sanciones económicas y una agresión extranjera.
A propósito del tema, la organización reiteró su llamado a las partes, en particular al Gobierno, a facilitar el flujo de asistencia a las víctimas.
Naciones Unidas reconoció hoy que las autoridades sirias dieron su visto bueno a casi todas las operaciones humanitarias solicitadas en julio, pero los combates y la inseguridad derivada de los mismos afectan el cumplimiento de sus planes.
Siria sufre desde marzo de 2011 un conflicto vinculado al cambio de régimen que Occidente y sus aliados regionales intentan imponer, violencia que acumula un saldo -según la ONU- de más de 250 mil muertos y 11 millones de desplazados internos y refugiados.