La Habana, 30 nov (RHC) Se sabía del cariño y el amor que profesaba el pueblo por Fidel. Ha sido tanta la grandeza de su obra en estos más de 50 años de Revolución que resulta difícil encontrar una familia, un profesional, un joven o un niño que no esté marcado profundamente por su personalidad y hasta ahora han sido más de seis millones de personas los que han firmado el compromiso con Fidel con su concepto de Revolución.
Esa es la razón por la cual por estos días resultan muchas y variadas las formas en que las personas lo recuerdan y expresan su sentir sobre la desaparición física del líder.
Entre las vivencias personales que contar, el periodista tunero Juan Soto Cutiño rememoró al periódico Granma con una mezcla de orgullo y dolor, aquella primera vez que le vio, durante la visita del Comandante en Jefe al Complejo Agroindustrial Perú, en el municipio de Jobabo, primero del país en cumplir la contienda azucarera, refiere el periódico Granma.
«En cuestión de minutos la plaza estaba llena», describió Soto y añadió que los techos de las casas cercanas, las ramas de los árboles y cualquier otro punto elevado del lugar, fueron utilizados para ver al hombre que no dejó morir las ideas de Martí y fue capaz de realizar sus sueños.
«Fue la primera vez que lo vi tan de cerca, en la sala de análisis del central, estuve a solo unos pasos de él. Su mirada era penetrante, observaba todo a su alrededor, eso me llamó mucho la atención. Pero lo que más recuerdo es su humildad, su trato con las personas. Él no era un dirigente de esos que se mantienen a distancia, él era un hombre de pueblo», recordó.
En Sancti Spíritus, a pesar de que los organizadores habían insistido desde el lunes en acelerar el paso por los sitios habilitados para rendir homenaje al líder cubano Fidel Castro, este martes todavía miles de espirituanos hacían largas colas para depositar sus flores junto a la imagen del guía de la Revolución.
Hasta la sede del comité provincial del Partido, principal escenario del tributo en Sancti Spíritus, llegaron en la tarde de ayer intelectuales y trabajadores de la cultura, los representantes del sector agropecuario, alumnos y profesores de la Universidad José Martí y personal del sector de la salud, entre otros.
Similar panorama se reproducía también en las restantes cabeceras municipales, en otros poblados como Meneses, Mayajigua, Zaza del Medio, Guayos, Banao y Guasimal y en los cerca de 300 puntos habilitados en el territorio para expresar, firma mediante, la voluntad de los espirituanos por hacer cumplir el concepto de Revolución.
En declaraciones a la prensa, José Ramón Monteagudo Ruiz, miembro del Comité Central y primer secretario del Partido en Sancti Spíritus, consideró que el dolor y la tristeza expresados por el pueblo espirituano durante el homenaje debe traducirse en un mayor empeño por continuar la obra de la Revolución emprendida por Fidel hace ya más de 60 años.
«Lo saludé, no me despedí de él, porque Fidel no morirá jamás en el corazón del pueblo cubano, ni en el de las personas dignas del mundo», expresó Abel González, un joven universitario guantanamero que, momentos antes, con su mano derecha extendida en la frente había reverenciado al Comandante en Jefe, a su paso por uno de los sitios habilitados en esta provincia para rendirle tributo al insigne revolucionario.
Fidel vivirá eternamente, por la grandeza de su obra, por su lucha por los desposeídos, por su magisterio, por su dimensión como estadista, por su valor a toda prueba y su voluntad inclaudicable, por haber predicado con su ejemplo, por su autoridad moral, por estar en la primera línea en cada batalla, por no retroceder un milímetro ante las amenazas del imperio, argumentó el estudiante.
Como Abel muchos fueron los guantanameros que en esta segunda jornada de homenaje póstumo al líder de la Revolución Cubana, detuvieron su paso por fracciones de segundo para situarse de frente a la fotografía de Fidel, saludarlo con marcialidad y ratificarle con ese gesto: Comandante en Jefe, Ordene, que en Cuba existe un pueblo dispuesto y preparado para continuar su obra.
Trascenderán la distancia, el tiempo, y perdurarán en la memoria. Estos días ya son inolvidables, incluso para los más pequeños, quienes expresan con sus palabras cuánto conocen y sienten por «el barbudo de la Sierra, el gigante, el revolucionario».
«Era amigo de los niños, y gracias a sus sueños nos preparamos cada día», asegura Tailor de Jesús Calzada, pionero de cuarto grado de la escuela primaria Playa Girón en Artemisa, mientras guía sus pasos hacia uno de los sitios donde se le rinde tributo al líder de nuestras gestas, para llevarle una flor.
«Fidel fue un hombre valiente, de palabra, que luchó por nuestra independencia y nos dejó muchas enseñanzas. Cuando desperté el sábado, vi que cerca de mi casa la bandera ondeaba a media asta y le pregunté a mi mamá qué había sucedido; desde ese día, me he dado cuenta de cuántas personas lo quieren», afirma.
Muy despacito, Jade Eduarda Báez, escribe su nombre en el libro de firmas. También cursa el cuarto grado, y dice que «la mejor forma de que el Comandante se sienta orgulloso de nosotros es si estudiamos cada día más, nos portamos bien y esforzamos para obtener notas satisfactorias».
Lia Samantha Picallo, estudiante del artemiseño instituto preuniversitario Pedro Ángel Delgado Carcache refiere que «debemos permanecer unidos y luchar por nuestros sueños de justicia para Cuba y el mundo, así como seguir sus convicciones patrióticas.
Fue un continuador del apóstol José Martí, y ahora nos corresponde mantener cuanto logró por el bien social».