La Habana, 30 sep (ACN) Numerosas han sido las voces en Estados Unidos que se han pronunciado en las últimas horas contra la decisión del Departamento de Estado norteamericano de reducir la cantidad de diplomáticos en Cuba.
Jim Mc Govern, representante demócrata en el Congreso estadounidense, calificó de excesiva la reacción de la cúpula de su país, que es vista como un paso atrás en las relaciones bilaterales entre las dos naciones.
Para el Congresista por Massachusetts, uno de los impulsores en el legislativo norteamericano del acercamiento entre La Habana y Washington, las medidas anunciadas este viernes es el último ejemplo de una Casa Blanca con una ignorancia sorprendente sobre cómo conducir mejor la política exterior.
Aseguró Mc Govern en un comunicado público que los estadounidenses no pueden permitirse el retorno a las fallidas políticas aislacionistas de la Guerra Fría.
Asimismo Engage Cuba, una organización que defiende el acercamiento con Cuba, instó a resolver la situación tan pronto como sea posible.
James William, presidente de ese grupo de trabajo, rechazó la medida de la administración de Donald Trump y pidió continuar el fortalecimiento de los vínculos bilaterales.
La Asociación Estadounidense del Servicio Exterior que encabeza Barbara Stephenson, está en contra de la reducción de diplomáticos en La Habana.
En declaraciones al portal digital BuzzFeed, Barbara Stephenson, experimentada funcionaria del servicio exterior, dijo que los alegados problemas de salud reportados por los diplomáticos en La Habana, no justifican una retirada a gran escala.
A su vez, la ex jefa de la Sección de Intereses norteamericana en la capital cubana, Vicki Huddleston escribió en su cuenta de Twitter que las buenas relaciones entre los dos países van en interés nacional de Estados Unidos, mientras las malas responden a la obsesión del senador Marco Rubio con Cuba.
El Congreso debe presionar a la administración para detener la espiral descendente de las relaciones entre La Habana y Washington, agregó Vicki Huddleston.
Por su parte, el senador republicano Marco Rubio, de origen cubano, consideró la salida de los diplomáticos como débil e inaceptable, por considerar que Washington debería expulsar a funcionarios cubanos de Estados Unidos.
Contrarios a esos criterios de Rubio se manifestaron los integrantes del Grupo de Trabajo bipartidista sobre Cuba en la Cámara de Representantes quienes rechazaron los llamados a cortar las relaciones diplomáticas.
A su juicio, esas exhortaciones de voces contrarias al proceso hacia la normalización, como las de Rubio, y los esfuerzos de represalias sin identificar a los responsables por las afectaciones a la salud reportadas por diplomáticos norteamericanos en La Habana son equivocados.
Cuba calificó el viernes de precipitada la decisión del Departamento de Estado de regresar a Estados Unidos a más del 50 por ciento de su personal en La Habana, por los riesgos de seguridad en la capital para los diplomáticos de esa nación, a raíz de los supuestos ataques que han sufrido trabajadores estadounidenses en Cuba desde noviembre de 2016.
La Isla advirtió que la decisión frenará el proceso hacia la normalización de los vínculos entre La Habana y Washington que comenzó el 17 de diciembre de 2014 y que tras el restablecimiento de relaciones diplomáticas el 20 de julio de 2015 y permitió se acordaran una veintena de instrumentos legales para la cooperación bilateral.
Aún sin pruebas que corroboren los supuestos ataques, el Secretario de Estado, Rex Tillerson, ordenó el regreso de los diplomáticos y sus familiares, no sin antes reconocer la cooperación del gobierno cubano en la búsqueda de respuestas a los misteriosos ataques que han causado mareos, reducción de la audición, conmoción cerebral, entre otros síntomas a algunos funcionarios de ese país.
Josefina Vidal Ferreiro, directora general de EE.UU. de la Cancillería, enfatizó este viernes en declaraciones a la prensa que el Gobierno de Cuba no tiene responsabilidad alguna en los alegados hechos de agresión a estadounidenses en territorio cubano.
Aseguró que la Isla cumple seria y rigurosamente sus obligaciones con la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas de 1961, en lo que respecta a la protección de la integridad de los agentes diplomáticos acreditados en el país y sus familiares, sin excepción.
La retirada de los norteamericanos de su Embajada en La Habana llegó apenas 72 horas luego de que se reunieran en Washington el canciller cubano, Bruno Rodríguez Parrilla, y el Secretario de Estado norteamericano, Rex Tillerson, quienes intercambiaron sobre el presunto caso de agresiones a personal estadounidense en La Habana.
Rodríguez Parrilla instó al gobierno norteamericano a no politizar un asunto de esta naturaleza; y reiteró la solicitud de cooperación efectiva de las autoridades estadounidenses para llevar a buen término la investigación en curso sobre los alegados incidentes con diplomáticos de EE.UU. en la capital cubana.