La Habana, 13 dic (RHC) «Cualquier observador puede constatar que los vínculos bilaterales entre Cuba y Estados Unidos marchan hacia un mayor deterioro. La orientación que oficialmente le ha querido dar el actual gobierno en Washington, se dirige en ese rumbo. Los pasos que da, los pronunciamientos que emite y los funcionarios que designa en puestos clave son todos indicadores de ese propósito», expresó Carlos Fernández de Cossío, director general de Estados Unidos de la Cancillería cubana.
En el Instituto Superior de Relaciones Internacionales, a propósito de la XVII edición de la Serie de Conversaciones de Cuba en la política exterior de Estados Unidos, actividad académica de esa institución, el diplomático desgranó la hostilidad de la actual administración y de personajes que le rodean, contra la nación antillana, señala el diario Granma.
Argumentó que ante esa escalada «lo cierto es que Cuba, con su estabilidad política, económica y social, y con su fortaleza institucional en la aplicación y el cumplimiento de la ley, representa un baluarte que contribuye a la protección y la seguridad regional incluyendo de la frontera sur de los Estados Unidos en lo que se refiere al crimen organizado, el narcotráfico, el tráfico de personas, el contrabando de distinto tipo, la actividad criminal en su conjunto y el terrorismo».
Sin embargo, ante la voluntad de la Mayor de las Antillas se detectan con creciente evidencia intenciones de fabricar o manipular acontecimientos, que en opinión del directivo del Ministerio de Relaciones Exteriores, se encaminan a «generar situaciones de crisis, algunas de ellas de peligroso largo alcance».
Uno de los más notorios, a su juicio, es el de los supuestos incidentes de salud reportados por diplomáticos de Estados Unidos en Cuba, pretexto que sin prueba alguna se usó para expulsar sin justificación a varios de nuestros diplomáticos en Washington, para reducir unilateralmente la presencia de ese personal estadounidense en La Habana, incluido el dedicado a la actividad consular, con el correspondiente perjuicio a decenas de miles de ciudadanos cubanos que dependen de esos servicios.
Con el mismo ardid, hace dos días, el gobierno estadounidense anunció el cierre permanente de su Oficina de Servicios de Inmigración y Ciudadanía, la que al decir de Fernández de Cossío «en términos prácticos, llevaba más de un año cerrada».
Afirmó que «debo enfatizar que, a pesar de las declaraciones públicas de funcionarios del gobierno estadounidense, de su uso irresponsable y calumnioso del término “ataques” y de versiones tendenciosas publicadas por la prensa, la verdad es que hasta el día de hoy, no hay siquiera evidencias ni explicaciones apegadas a la ciencia que confirmen la existencia de hechos de salud motivados por la presencia en Cuba de diplomáticos de los Estados Unidos. Con esa conclusión coincidieron las agencias especializadas de los Estados Unidos con las que hemos podido intercambiar en un clima de cooperación y confianza. Funcionarios del Departamento de Estado nos han confirmado en intercambios oficiales que no tienen evidencias de ataque alguno».
La agresividad de Estados Unidos contra Cuba pasa por la declaración reciente del asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Bolton, en la cual mencionó la existencia de una «troika de la tiranía» y un «triángulo del terror» en nuestro hemisferio, responsabilizando a Cuba por los problemas de la región, específicamente de los asuntos internos de Venezuela y Nicaragua.
«Se ha llegado a usar la mentira más despiadada cuando, en complicidad con la oea, se alega que personal del Gobierno cubano practica la tortura en países hermanos. No es Cuba quien tiene un récord documentado con el ejercicio de la tortura, práctica que repudiamos de la manera más absoluta, ni es en Cuba donde altos funcionarios de gobierno aún defienden públicamente ese crimen oprobioso», recalcó el Director de Estados Unidos del Minrex.
Mientras todo eso ocurre más estadounidenses y, sobre todo, más cubanoamericanos viajan a Cuba, hay más interés y contacto real entre ambas sociedades; en su propio Congreso, autoridades regionales y varios sectores muestran sentimientos a favor de una relación constructiva.
Fernández de Cossío destacó que sobreviven vínculos como la existencia de Embajadas y canales oficiales de comunicación, «lo que no se puede subvalorar. También perdura cierta dosis de cooperación bilateral en temas de mutuo interés, pero muy por debajo de lo que es posible y de lo que es necesario», precisó.
Refirió que los temas en los que más intercambio y más resultados se han tenido en el último año son los relacionados con la cooperación en materia migratoria. Acotó, además, la cooperación en agricultura, salud, educación, medioambiente, ciencia y tecnología; sin embargo, señaló la ausencia de señales de apoyo del Gobierno de Estados Unidos, pues todas se desenvuelven muy por debajo de su potencial real.
El mismo día en que Bolton lanzaba sus amenazas, el Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba exponía la voluntad de su pueblo y gobierno en la Asamblea General de Estados Unidos: «Tenemos disposición para la convivencia pacífica, dentro de las profundas diferencias que existen con el Gobierno de los Estados Unidos, basada en el respeto mutuo, la igualdad soberana y el beneficio de ambos pueblos».
Philip Brenner, profesor de la American University, ejemplificó las oportunidades que ambas partes pueden perder con este retroceso. Se refirió a las dificultades que tendrán los cubanos para poder asistir al próximo Congreso de la Asociación de Estudios Latinoamericanos, que se celebrará en el 2019 en Boston; explicó que debido a todo esto de las 20 000 visas de inmigrantes anuales que se otorgaban a los cubanos, apenas se han dado 3 000.
Por su parte, Charlie Cook, analista de temas políticos y editor de The Cook Political Report, dijo que las relaciones entre Cuba y Estados Unidos se han desviado del camino que habían tomado. Cook confía en que se retomará la vía, aunque no sabe si será a partir de los sufragios del 2020 o los del 2024 en EE.UU.
(Granma)