La Habana, 12 nov (RHC) Para el máster en Ciencias Económicas José Ángel Pérez García, Investigador Auxiliar del Centro de Investigaciones de la Economía Mundial (CIEM), en la capital, diversas y bien contrapuestas son las diferencias entre las transformaciones en este campo, previstas en Cuba, y los ajustes neoliberales que suelen ocurrir en América Latina.
Consultado por la Agencia Cubana de Noticias, lo primero que el experto dejó sentado es que el ordenamiento monetario, concebido también en la Estrategia Económica y Social, constituye una prueba de la fortaleza del país en medio de una pandemia que ha impactado severamente en la economía cubana, como en el mundo.
Pérez García señaló que este proceso tiene implicaciones en los precios, en los salarios y para la circulación monetaria, los consumidores, las familias, las empresas y el sector no estatal, y además de contar con la participación de estos actores, incluyendo las cooperativas y trabajadores por cuenta propia, involucrará al mercado.
Pero a diferencia de como suele ocurrir en América Latina ante alguna medida de ajuste neoliberal, en el caso cubano no será el mercado el que centralice y direccione la tarea ordenamiento, la cual tiene entre sus objetivos fortalecer la empresa estatal socialista, lograr su encadenamiento con los restantes sectores y que todos funcionen mejor, dijo.
Recordemos también, subrayó el experto del CIEM, que las transformaciones económicas y sociales en Cuba son dirigidas por un Estado socialista y un Partido Comunista en el poder, que pone en práctica la máxima martiana de "con todos y para el bien de todos", un principio desde el mismo triunfo de la Revolución que parte de no dejar a nadie desamparado.
Argumentó que en la región ha habido procesos de ajustes económicos (no necesariamente de este tipo) que los dirige el partido burgués que esté gobernando.
Sin dejar de reconocer que habrá fuertes impactos en la sociedad cubana, estamos ante un proceso en el que primero se protege a los trabajadores y los sectores vulnerables con una reforma general de salarios, cuando en ninguna otra nación de América Latina frente a cualquier desequilibrio macroeconómico previamente se ha creado una capacidad de respuesta para proteger a la población.
Sabemos que en Cuba no pueden continuar existiendo dos tasas de cambio, dos monedas circulando ni la distorsión de que sea más económico importar que utilizar productos nacionales, dijo el máster Pérez García, pero lograr el necesario ordenamiento no es cuestión de un día, sino que se va alcanzando escalonadamente en las relaciones de producción entre los actores económicos.
En su opinión, en naciones con gobiernos neoliberales todo ajuste es rehén de los equilibrios macroeconómicos, y estos se buscan a cualquier costo mientras en la mayor de las Antillas no serán a costa de golpear a la población, ni a los sectores más vulnerables.
Hace tres o cuatro meses para enfrentar el impacto de la COVID-19, precisó, se gastaron más de mil millones de pesos por encima de lo presupuestado; sin embargo, el Presidente Miguel Díaz-Canel señaló que no había por qué lamentarse pues ese dinero se destinó a proteger a la población, y así ha sido hasta hoy en aras de frenar la pandemia y con ello el número de contagiados y de fallecidos.
Los sacrificios que hagamos ahora son para fortalecer la economía, ganar en productividad y en competitividad, de que sean mayores los ingresos por exportación y se sustituyan importaciones, reiteró el investigador del CIEM.
Destacó que a su vez en Cuba todo proceso de transformaciones económicas está acompañado siempre del componente social, a diferencia de lo que ocurre en América Latina.
Muestra de ello es que en medio de la pandemia la economía cubana casi se paralizó y se le garantizó seguridad social a más de 600 mil cubanos confinados en centros asistenciales o de aislamiento debido a la COVID-19, muchos con el ciento por ciento del salario o el 60 por ciento. ¿En qué país del mundo se ve eso?
Nuestros enemigos están al tanto de cualquier movida para sobredimensionar su impacto, hostigarnos y burlarse de la Revolución, manifestó el experto.
Pero es bueno recordarles que estamos abocados a un proceso de transformaciones en el cual vamos a reestructurar el modelo económico y social cubano, pero ello no significa que vayamos a restaurar el capitalismo y el neoliberalismo o a socavar la soberanía del país, dijo Pérez García.
Un elemento que preocupa es el trabajo pues en busca de una economía sostenible, competitiva y productiva se prevé que un grupo de empresas no resistan el impacto del ordenamiento; si esto ocurriera en Perú, República Dominicana, Chile y Uruguay, entre otros, habría una espiral de desempleo muy grave, pero en el caso cubano recibirán el apoyo del Estado.
Además, se les ha pedido a los gobiernos municipales evaluar cómo encauzar en materia de empleo a ese potencial de personas que hoy día no laboran.
Otra observación del experto tiene que ver con las transformaciones estructurales y en particular la atención a sectores vulnerables, sobre lo cual afirmó que el envejecimiento poblacional es resultado de la obra de la Revolución.
Hay 1,7 millones de jubilados y a muchos sus niveles de ingresos no les permiten enfrentar una subida de precios de bienes y servicios, por lo que en medio de una medida de ajuste neoliberal serían chatarra humana; en el caso nuestro se les va a subir su nivel de ingresos y se va a modificar la estrategia de subsidiar productos y no personas vulnerables.
Vamos a un proceso de cambios estructurales en lo económico en una sociedad que ya no tiene los mismos niveles de igualdad de ingresos como en los años de 1980, ni de capacidad de compra, por lo cual no podemos dejar que el mercado lance un alto porcentaje de la población al hambre y la pobreza al quedar liberados los precios.
Está claro que el modelo económico cubano tiene que seguir perfeccionándose y reordenando sus procesos, pero no a todo costo, pues como ha expresado en reiteradas ocasiones el Presidente Miguel Díaz-Canel, las fórmulas neoliberales nunca serán una opción: Cuba es y será siempre, territorio libre de neoliberalismo.
(ACN)