Eduardo Martínez Díaz, director de BioCubaFarma.
La Habana, 31 ago (RHC) Las evidencias que existen hasta el momento sobre la efectividad de las vacunas cubanas contra la COVID-19 indican que han contribuido a disminuir en seis veces las muertes y casos graves en cuatro territorios de la capital con elevados índices de inmunización.
Así lo reveló en el espacio Mesa Redonda Eduardo Martínez Díaz, presidente del grupo empresarial BioCubaFarma, quien detalló que este proceso sucede en medio de un complejo escenario de la circulación de la variante Delta del SARS-COV 2 en el país.
Pese a que los estudios de efectividad continúan, incluso en otras regiones como Matanzas, existen evidencias científicas de que las vacunas nacionales funcionan y sus mayores fortalezas es que evitan la gravedad o la muerte por la enfermedad, comentó Martínez Díaz.
Dijo, además, que el proceso de inmunización se inició en mayo y solo se tienen ocho semanas para medir la efectividad en los primeros cuatro municipios capitalinos que recibieron el esquema completo de dosis de los fármacos cubanos.
El funcionario significó que en La Habana, durante el mes de mayo, prevalecía un nivel de incidencia del virus mayor que en el resto del país, pero a partir de que aumentaron los índices de inmunizados esta tendencia ha decrecido considerablemente.
En los estudios clínicos que se hicieron anteriormente se midió la eficacia de Abdala y Soberana 02 y Plus, y sirvieron para saber que protegían; pero cuando se comenzó a aplicarlas masivamente había que medir la efectividad a nivel de terreno, en la vida real, detalló.
Países como Israel, con elevados niveles de inmunización, han visto un incremento de los niveles de contagios similares a los de Cuba, por lo que la crisis epidemiológica con la variante Delta es un fenómeno a nivel mundial, recalcó el científico.
Según datos ofrecidos por el Ministerio de Salud Pública, a mediados de este mes de agosto, solo el 0,96 por ciento (%) de las personas completamente vacunadas en el país se habían infectado con el virus y la sobrevivencia era del 99,9956 %, o sea, solo el 0,0044 % habían fallecido.
(ACN)