Declaraciones de Díaz-Canel durante el vuelo Moscú-Ankara. Foto: Alejandro Azcuy
La Habana, 23 nov (RHC) El vuelo de Moscú hasta Ankara fue un tramo que permitió al presidente de Cuba , Miguel Díaz-Canel Bermúdez, compartir con los periodistas que le acompañan en la gira internacional de estos días ideas sobre lo acontecido en la recién concluida visita oficial a la Federación de Rusia.
Aprovechando el paréntesis del viaje aéreo entre Moscú y Ankara –punto perteneciente a Türkiye (antes conocida como Turquía), el dignatario respondió algunas interrogantes que los reporteros le hicieron, y que apuntaban, sobre todo, a buscar una valoración de la recién concluida visita a la Federación de Rusia, y también a valorar intercambios como el sostenido con el Presidente Vladimir Putin.
Sobre ese encuentro que sin dudas tiene una connotación muy especial, el dignatario caribeño dijo que se trató de «una conversación entre amigos, y entre presidentes de países que están hoy sometidos a presiones, a sanciones». Son países –dijo sobre la Isla y Rusia- que deben moverse en medio de muchas complejidades, y que están emparentados por la historia.
Al diálogo entre ambos mandatario, según detalló Díaz-Canel, se llegó con una fuerte carga emocional, sentimental, toda vez que entrañó gran trascendencia develar un monumento dedicado al Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en un lugar de Moscú. Se trató de «un gesto de amigos de Cuba, de gente de pueblo, de gente muy humilde» que contaron con el apoyo de Putin: «fue un proyecto que se fue gestando, y precisamente por la posibilidad de la realización que tuvo, fue que él (el homólogo ruso) nos invitó para que estuviéramos en esta ocasión en Rusia». Según valoró Díaz-Canel Bermúdez, entre ambos países existe «un nivel de coincidencias tremendo acerca de los problemas que afectan al mundo».
El mandatario destacó el alto nivel de relaciones que siempre ha existido entre la Isla y el país euroasiático. Se refirió a un diálogo que nunca se cortó; e hizo referencia a proyectos como la reactivación de la actividad de la acería -algo que marcha y que incluye la participación de especialistas rusos.
De igual modo mencionó a un centro de diagnóstico y de servicios para la tecnología Kamaz que hay en Cuba; y sumó a la lista los generosos programas de becas para la superación de numerosos jóvenes cubanos; la prospección petrolera; el intercambio cultural; el tema de la generación eléctrica, o de la industria sideromecánica, o la voluntad de mejorar la infraestructura bancaria financiera, o del transporte. En ellos, y en otros más, se va expresando día a día cómo dos países están unidos por un camino de doble día: el de la amistad más profunda, esa que es terrenal, y que también tiene mucho que ver con la dimensión espiritual de las relaciones bilaterales.
Fidel –un amigo cuya voluntad todavía gravita sobre la voluntad de ambos pueblos-; Raúl como otro artífice de la amistad que no cesa motivaron varias reflexiones del mandatario: «Creo, afirmó, que una de las cosas que nosotros tenemos que reconocer es que en medio de nuestras dificultades, y en medio de las adversidades que los amigos también enfrentan, hemos siempre encontrado una sensibilidad, de parte de ellos (los amigos rusos), para atender de manera diferenciada los problemas de Cuba». Y eso sucede justamente en un momento, como razonó Díaz-Canel, en que la humanidad vive uno de sus momentos más tensos y complejos.
En una de sus reflexiones comentó que existe una voluntad de proyección internacional en pos del multilateralismo, posición que emparenta a Rusia y a Cuba. «Creo que sobre eso hay también un sentido de responsabilidad: ¿Qué podemos aportar?: Ellos, desde una gran nación; nosotros, desde una pequeña nación pero con el ejemplo que damos de resistir creativamente», a pesar del enemigo que tenemos tan cerca y que «nos ha querido estrangular». (Tomado del sitio de la Presidencia)