Cartel
Ciudad de México, 15 jul (RHC) Mexicanos y cubanos festejaron anticipadamente en el famoso Salón los Ángeles hasta la madrugada de este sábado, el 70 aniversario del asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, inicio de la Revolución cubana.
La fiesta es en honor a aquellas acciones dirigidas por el Comandante en Jefe Fidel Castro, quien después de liberado salió de Cuba hacia México con su hermano Raúl, preparó desde aquí la expedición del yate Granma para iniciar en la sierra Maestra la guerra necesaria contra la dictadura de Fulgencio Batista.
Entonces ya el Salón Los Ángeles tenía dos décadas de fundado dedicado básicamente a acoger las orquestas típicas mexicanas inspiradas y formadas en las claves de agrupaciones famosas cubanas de la época como la Sonora Matancera o la orquesta de Dámaso Pérez Prado y otras que hicieron de este lugar la catedral del son, el danzón, la rumba, el mambo, y posteriormente el Chachachá en México.
Por esos añejos vínculos, y porque hablar del Salón Los ángeles equivale a reverenciar la música cubana, este emblemático lugar ha sido sede de la celebración del 26 de Julio en más de una docena de ocasiones, y este año en el cumple de sus siete décadas, fue desbordante, pues acudieron en masa a la convocatoria bailable del Movimiento Mexicano de Solidaridad con Cuba, amigos de todos los confines.
La orquesta cubana Son 14 y la mexicana Son de maíz, amenizaron el bailable en el que no faltaron los pachucos de la época y de ahora, entrañables bailadores todo terreno de elegancia extravagante, del que Tin Tan fue un exponente, con sus sombreros de una pluma, sacos por las rodillas y pantalones bataólicos, que robaron cámara en las decenas de películas filmadas allí.
Los Ángeles es considerado la meca de esa música caribeña de nacimiento y mexicana por adopción con orquestas que sobreviven al tiempo como la Sonora Santanera, que se impone al tiempo y las vicisitudes que este trae consigo, y ni el mismísimo SARS CoV-2 pudo cerrar sus puertas por mucho que lo intentó y que los pesimistas creyeron que era el fin del salón, pero sobrevivió a la falta de finanzas vendiendo tacos y regalándolos a los enfermos.
El 26 de julio es una fecha excelsa de la historia cubana pero muy cercana a los mexicanos encarnados en Antonio del Conde, el Cuate, porque aquí vivieron sus protagonistas para continuarla en un México que les dio abrigo, y que se los sigue dando después del triunfo revolucionario el 1 de enero de 1959, y ya ese es suficiente motivo para que la fiesta haya sido un rotundo éxito, como todos esperaban y siempre ha sido.
Así es de fuerte e inquebrantable la amistad y hermandad de los dos pueblos, como explicaron en la inauguración del bailable los dirigentes del Movimiento de solidaridad. (Fuente:PL)