
Mensaje del Primer Secretario del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, por el Día de la Prensa:
A todos los trabajadores de la prensa cubana y particularmente a los jóvenes que se estrenan en el oficio:
Al celebrar este 14 de Marzo el Día de la Prensa Cubana, nos anima, en primer lugar, el deber y la emoción de conmemorar el nacimiento del periódico Patria, fundado por José Martí este día de 1892, “para juntar y amar, y para vivir en la pasión de la verdad”.
No creo que se hayan dicho, antes o después, palabras más bellas y exactas para describir la misión del periodismo que necesita la Revolución en su infatigable búsqueda de una sociedad más justa y solidaria. O como la invocara Martí: “Con todos y para el bien de todos”.
Por eso sentimos la necesidad constante de volver a las razones de Patria, cada vez que una jornada celebratoria nos convoca a la reflexión imprescindible sobre el rol de la prensa en nuestra sociedad.
Porque, si bien es día de justo homenaje a aquellos que, con su dedicación y compromiso, asumen el reto cotidiano de dejar constancia de lo que somos y hacemos, en medio del cerco imperial más feroz, también nos corresponde apuntar, señalar y si es posible, rectificar, todo cuanto entorpece y debilita la comunicación entre el pueblo y aquellos que hoy asumimos la responsabilidad de representarlo desde las más disímiles tareas en el Partido, el Gobierno, la Asamblea Nacional y las organizaciones políticas y de masas.
Si bien somos un pequeño archipiélago navegando en un mundo, mayormente caracterizado por el uso y abuso de la información como arma de poder que controlan unos pocos conglomerados mediáticos, los cuales son parte o están asociados a oligarquías nacionales y globales, somos una sociedad libre del sometimiento que han impuesto los mercaderes modernos, al ejercicio periodístico.
Pero, la prensa cubana, con todo lo que ha avanzado y crecido en los últimos años, sigue sufriendo el lastre de prácticas obsoletas en el lenguaje, las formas y los tiempos, como lógica consecuencia de años de ejercicio en la trinchera.
Y porque la hora del peligro no ha pasado, pesan y mucho aún esos lastres. Pero por esa misma razón, hoy está nuestra prensa agresivamente retada por la tecnología y la maravillosa originalidad de nuestro pueblo, a transformarse, creativamente, viralizando la “pasión por la verdad” frente a la obscena invasión de mentiras y manipulaciones que asaltan a las audiencias desde las redes digitales manejadas por el odio.
Hace poco hemos pedido una nueva “Vindicación de Cuba”, como aquel ejemplar combate que libró José Martí, desde un periódico norteamericano, frente a quienes intentaban denigrar a nuestro pueblo. No se trata de devolver odio al odio, como no lo hizo el Apóstol en su momento. Se trata de oponer la verdad de una nación enfrascada en la búsqueda de salidas al acoso imperial, con ejemplar dignidad que incluye la imprescindible autocrítica.
Ello no niega, ni puede negar, el hecho irrefutable de que la prensa cubana, la auténtica prensa cubana, ha sido y sigue siendo un baluarte de resistencia. Y que el periodismo cubano, por encima de inconformidades y demandas, ha sabido actuar con la ética y la pasión de los genuinos revolucionarios, profundamente comprometido con el pueblo del que nació, con la Revolución que lo formó y con los valores que nos definen como nación.
Todos somos conscientes de cuánto las llamadas redes sociales y las nuevas tecnologías han transformado el panorama mediático, a fuerza de acciones de desinformación, noticias falsas y manipulación de la opinión pública. En este contexto, el periodismo cubano tiene la responsabilidad de superarse a sí mismo, como un faro de veracidad y ética. Debemos utilizar las herramientas digitales no para seguir tendencias, sino para educar, para formar conciencia y para defender la verdad.
En Cuba, la prensa revolucionaria es realmente independiente, porque no está al servicio de capitales ni de intereses extranjeros. Está al servicio del pueblo y ese servicio debe asumirse como una obligación de reflejar más y mejor, más integralmente, las inquietudes, los logros y los desafíos de nuestra sociedad.
Paralelamente, tiene nuestra prensa la libertad que en otros lugares se castiga o se margina, de dar voz a la solidaridad con los pueblos que luchan por su liberación, como el pueblo palestino, víctima de una guerra de persecución y exterminio y de una guerra mediática que busca justificar lo injustificable. Desde Cuba, seguiremos denunciando estas injusticias y amplificando las voces de los que luchan por la paz y la dignidad de todos los pueblos y contamos para ello con la prensa cubana en la vanguardia.
Hoy, la prensa cubana está en manos jóvenes. A ustedes les corresponde llevar adelante el legado de Martí, de Fidel, de tantos periodistas que hicieron su obra y dieron su vida por la Revolución. Ese legado es fundamental en la formación de las nuevas generaciones, no sólo en las técnicas del periodismo, sino en los valores de la ética, la honestidad y el compromiso social, como protagonistas de una prensa innovadora, crítica y revolucionaria.
Creemos con Fidel, que "sin una prensa revolucionaria, no hay Revolución posible" y que la prensa debe ser un baluarte en la defensa de la verdad y la justicia, y un instrumento para la movilización y la concienciación de nuestro pueblo. Raúl también nos ha recordado que la prensa debe ser un espacio para el debate y la reflexión, al servicio del pueblo.
En defensa de esas ideas, hemos subrayado la necesidad de modernizar y transformar nuestro sistema de comunicación política, pública y de prensa, instándolos a ser innovadores y sacar el mayor provecho a las nuevas tecnologías. La Ley de Comunicación Social, que entró en vigor en octubre de 2024, es un componente vital en el avance político, económico, social y cultural de nuestra nación.
Tenemos la convicción de que la comunicación política y digital puede y debe ser una herramienta de aceleración para la construcción de un mundo más justo y solidario. Nos comprometemos a seguir trabajando juntos, a fortalecer nuestras redes y a llevar adelante los principios y valores que hemos compartido.
Compañeras y compañeros,
En este Día de la Prensa, reafirmamos nuestro compromiso con la verdad, con la justicia y con la Revolución. La prensa cubana no es un negocio; es un servicio. No es un instrumento de dominación; es una herramienta de liberación.
Sigamos siendo fieles al legado de Martí, quien dijo: "La prensa no es aprobación bondadosa o ira insultante; es proposición, estudio, examen y consejo".
Que nuestra prensa siga siendo un faro de luz cargado de verdad en la oscuridad de ideas de los tiempos que vive el mundo. Que siga siendo, como lo ha sido siempre, un instrumento al servicio de la patria, del pueblo, de la Humanidad.
¡Viva la prensa cubana!