La Habana, 4 jun (RHC-PL) La declaración final de la VIII Cumbre de la Asociación de Estados del Caribe (AEC), concluida hoy, reconoce los retos y amenazas de la región y reitera la responsabilidad de los países para construir sociedades justas.
El texto, llamado Declaración de La Habana, recuerda el compromiso con la promoción y protección de los derechos humanos para todos y el objetivo de lograr la erradicación del hambre y la pobreza en todas sus formas y dimensiones.
Rechaza el racismo y las formas de discriminación, xenofobia e intolerancia de cualquier índole en el Caribe y a nivel global, y resalta la importancia de enfrentar los efectos persistentes de la esclavitud y la trata transatlántica de esclavos.
En ese último aspecto, saluda la iniciativa de la Comunidad del Caribe para la creación de la Comisión de Reparaciones y aplaude los esfuerzos de ese grupo por corregir las injusticias.
Según el documento, tiene plena vigencia la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, suscrita por los Jefes de Estado y de Gobierno en la II Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, celebrada en La Habana en enero de 2014.
Por otra parte, rechaza firmemente las listas y certificaciones unilaterales que afectan a países de la AEC, y apoya plenamente la consideración de la iniciativa de alivio de deuda de la Comisión Económica de las Naciones Unidas para América Latina y el Caribe.
La declaración reconoce también la alta vulnerabilidad de la región a los graves efectos del cambio climático, y sus negativas consecuencias para las economías, las sociedades, la biodiversidad y los ecosistemas.
Hace un llamado a fortalecer la articulación de las cuestiones climáticas y medioambientales con la lucha contra la pobreza dentro de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
Asimismo, el texto acoge con satisfacción el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos, y la reapertura de sus respectivas embajadas.
Reitera el más profundo rechazo a la aplicación de medidas coercitivas unilaterales y reafirma el llamado al gobierno de Washington a que ponga fin al bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba.
Considera que la devolución a Cuba del territorio que ocupa la Base Naval de Estados Unidos en Guantánamo debe ser un elemento relevante del proceso de normalización de relaciones entre ambos países, mediante un diálogo bilateral apegado al Derecho Internacional.
Apoya firmemente la culminación del proceso de diálogo entre el Gobierno colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo.
Constata los actuales esfuerzos para superar la crisis electoral en Haití, y condena firmemente el terrorismo en todas sus formas y manifestaciones, donde quiera que se cometa y por quien quiera que se realicen.