Por Rosmely Alvariño Álvarez
Las enfermedades infecciosas constituyen la principal causa de muerte en niños y adultos jóvenes en el mundo, sin embargo muchas de ellas son prevenibles por vacunas.
Sesenta segundos. Ese es el intervalo que se da entre cada muerte por malaria o paludismo en África, donde la enfermedad quita la vida a un niño cada dos minutos, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) registrados en 2015, por solo citar un ejemplo.
Fundado el 8 de diciembre de 1937, el Instituto de Medicina Tropical (IPK), se erige desde aquellos años como fiel centinela de la salud cubana, principalmente en el estudio e investigación de este tipo de enfermedades.
Con la misión de mejorar la calidad de vida de la población cubana y del resto de la comunidad internacional, su propósito es contribuir al desarrollo de las ciencias biomédicas en general y de la microbiología, la parasitología y la epidemiología en particular.
Según el doctor Gustavo Kourí Flores, quien fuera director del IPK durante más de 30 años, en declaraciones a Radio Rebelde en 2009, manifestó que las enfermedades infecciosas sumaban 14,9 millones de decesos cada año, es decir el 22 por ciento del total de los fallecimientos, y uno de cada dos ocurre en el Tercer Mundo.
Al Triunfo de la Revolución, en enero de 1959, el 14.2% de la mortalidad general en Cuba correspondía a las enfermedades infecciosas.
Esta situación cambió radicalmente con el proceso revolucionario y el sistema de salud pública impulsado por el Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz. Hoy la proporción de defunciones por infecciones y parasitarias se ha reducido al 0.8% del total.
Desde los años 60 la malaria desapareció de Cuba, se ha eliminado también la poliomielitis, la difteria, el sarampión, la meningitis tuberculosa, el tétanos neonatal, el síndrome de la rubéola congénita y la meningoencefalitis pos parotiditis.
Ello ha sido posible gracias a la labor de los profesionales de este centro y a la voluntad política de un país que pone el más alto desarrollo a disposición de la atención primaria de la salud.
En el momento de su creación, hace 79 años, el IPK no se nombraba Pedro Kourí, como actualmente se le conoce.
No fue hasta 1979 que toma el nombre de aquel joven médico y profesor, fundador e impulsor de una labor investigativa que hoy pone a la institución como un centro de referencia internacional.
Por aquellos años, el centro, cuya primera sede fue el hospital Calixto García, de La Habana, solo contaba con dos aulas, un museo pequeño y laboratorios corrientes.
Desde 1993 el Instituto ocupa el área que mantiene hasta la actualidad, con instalaciones más amplias y modernas.
En el complejo de 10 edificios, eminentes científicos cubanos investigan más de 12 especialidades, que van desde biotecnología hasta tratamientos para el VIH/sida.
El IPK cuenta además con un hospital de 170 camas para ofrecer atención médica a pacientes cubanos y extranjeros.
Muchos de los laboratorios nacionales de Cuba funcionan en el instituto, y es el único establecimiento del país que ofrece atención terciaria a pacientes con VIH/sida.
PILAR DE LA MEDICINA TROPICAL EN CUBA
Desde los primeros años de su creación el IPK ha sido un baluarte en el campo de la medicina dedicados a las enfermedades parasitarias y altamente transmisibles.
Se convirtió en centro de referencia nacional e internacional, así como principal formador de nuevos profesionales dedicados a la microbiología médica, la infectología, bacteriología-micología, virología, parasitología, epidemiología, entre otros.
La labor realizada en la primera etapa de instaurado el poder social fue ampliamente reconocida por la Universidad Carolina, de Praga, que en 1968 le confirió la Medalla Museum Komenskeno, galardón concedido únicamente a los centros científicos de reconocida autoridad internacional en el campo de la docencia.
Nuevos métodos de diagnóstico, exitosos tratamientos, mejoramiento de algunas técnicas de examen parasitológico, y aportes a la descripción y caracterización de nuevas especies han sido parte del quehacer de la institución.
La eliminación de la tuberculosis en Cuba es una de las líneas de investigación priorizadas por el IPK, solo precedida por los estudios sobre dengue, cuyas investigaciones epidemiológicas tienen primer lugar mundial. Cuba, Chile y Uruguay, son las únicas naciones de América Latina y el Caribe que no sufren dengue endémico.
Reconocidos avances en la prevención y control de ambas, así como del tratamiento y prevención de enfermedades parasitarias avalan el alcance de la labor de la institución, razones que le son reconocidas para funcionar como Centro Colaborador de las Organizaciones Panamericana y Mundial de la Salud en diferentes disciplinas.
Por intermedio del IPK, Cuba se convierte en el primer país que investiga y reporta la asociación del dengue hemorrágico con el asma, la diabetes o la sicklemia, y adelanta estudios que avalan protección o severidad, según el caso.
Ya en el año 2003, el doctor Kourí se mostró igualmente orgulloso de los logros de la institución que dirigió y del sistema de salud cubano. "Cuba fue el primer país de América en eliminar la poliomielitis. Se han producido vacunas contra 13 enfermedades infecciosas.
La incidencia de fiebre tifoidea es de 0,1%; de la tuberculosis es de 7,8%; del tétanos es cero, y de la meningitis bacteriana es 0,3%”, comentó a la revista Perspectiva de Salud.
Datos más actuales confirman los certeros pasos de la institución en el control e investigación de las enfermedades infecciosas.
En correspondencia con la esencia humanista y de justicia social que caracteriza al proceso revolucionario cubano, la garantía de una asistencia médica gratuita a toda la población, es uno de los paradigmas fundamentales de la revolución.
Así, el doctor José Ángel Portal Miranda, viceministro primero del Ministerio de Salud Pública (MINSAP) durante las sesiones de la Comisión de Salud y Deporte del Parlamento Cubano en 2015 explicó que Cuba mantiene la eliminación de 12 enfermedades infecciosas, de las cuales seis no constituyen un problema de salud al presentar tasas inferiores a 0,1 por 100 000 habitantes.
”Registramos una disminución de las atenciones médicas por enfermedades diarreicas agudas, localizadas principalmente en el occidente y centro del país. En el año 2014 habían disminuido un 25,6 % respecto al 2013 y este año se reporta una disminución de un 13,5 % en comparación con igual periodo del año anterior”, expresó el funcionario del MINSAP.
Estos resultados forman parte de una larga lista de logros, entre los que sobresale la formulación del tratamiento antirretroviral contra el SIDA.
La institución ha sido un bastión contra las enfermedades infecciosas y bajo la luz de futuro de Fidel, ha llevado a Cuba a ser el primer país del planeta en eliminar la transmisión de madre a hijo del VIH/sida y la sífilis.
FIDEL: “NO ES UN INSTITUTO SOLO PARA NUESTRO PAÍS, SINO PARA EL ORBE”
Con el Triunfo de la Revolución, se avivó el sistema de salud pública en Cuba, y con ello el Instituto de Medicina Tropical fortaleció su faena. El IPK, entonces con recursos jamás soñados por sus iniciadores, proyecta al país con paso firme y seguro por el campo de la moderna infectología mundial para bien del pueblo cubano y de toda la humanidad.
El año 1977 significó un nuevo comienzo para el IPK y sus trabajadores. Fue entonces cuando el líder histórico de la Revolución cubana, fiel a los principios internacionalistas, trazó la línea fundamental del centro: el objetivo no podía ser solamente inaugurar un instituto para nuestro país, sino para el orbe.
Así lo recordó recientemente el doctor Jorge Pérez, actual director del IPK, en declaraciones a Prensa Latina.“Les ruego que no consideren al Instituto Pedro Kourí que inauguramos hoy solo como una institución cubana, sino como una institución de la humanidad”, cuenta Pérez que les dijo Fidel.
"Empezamos esta segunda etapa con el apoyo pleno de nuestro gobierno y decidimos llevar al instituto al más alto nivel científico en el menor tiempo posible", dice Kourí y luego añade: "Esta tarea me la asignó personalmente nuestro presidente".
A casi 80 años de su fundación el IPK tiene el reto de mantener vivo el legado de su fundador y continuar el camino trazado por Fidel de ser una institución no solo para Cuba, sino para el mundo.
Según la Ofina Nacional de Estadísticas, la población de Cuba es de 11 millones 238 mil 317 habitantes. Cada uno de ellos recibe atención médica gratuita debido a la prioridad dada por el gobierno cubano a la salud pública.
Los logros de ese sistema de salud socialista y del Instituto Pedro Kourí hacen que hoy el país muestre cifras envidiables en cuanto a la disminución de casos con enfermedades infecciosas en el territotio nacional.
(Tomado de Cubahora)