La Academia Americana de Pediatría ha compartido un nuevo reporte en el que alerta sobre los peligros a la salud que representa el consumo de ciertos químicos, comunes en alimentos procesados y contenedores plásticos.
Males comunes como la obesidad infantil serían potenciados gracias al consumo de ciertos productos que podrían interferir con las hormonas naturales del cuerpo, y afectar a la vez el crecimiento y desarrollo a largo plazo.
Más de 67.000 médicos pediatras han hecho un llamado a la Administración Nacional de Alimentos y Fármacos de los EEUU para exigir más pruebas y regulaciones más estrictas sobre miles de químicos usados como aditivos en alimentos o indirectamente agregados al momento de ser manufacturados o empacados.
Los químicos que generaron más preocupación son de consumo masivo y en la mayoría de los casos, quienes los ingieren, no están al tanto de sus potenciales efectos negativos sobre la salud, sobre todo entre los más jóvenes.
Entre ellos se encuentran los bisfenoles, también conocidos como BPA. Estos son usados en el interior de las latas de metal y pueden actuar como estrógenos en el cuerpo, lo que puede afectar el inicio de la pubertad, aumentar la grasa corporal, reducir la fertilidad e impactar directamente al sistema nervioso e inmune.
Los ftalatos, presentes en contenedores plásticos, pueden impactar el desarrollo genital en los hombres, además de llevar a obesidad infantil y problemas del corazón.
Sustancias químicas conocidas como ácidos perfluoroalquílicos (APFA), son usadas en contenedores a prueba de grasa y pueden reducir la inmunidad, afectar el peso de los recién nacidos así como la fertilidad.
Por otra parte, el perclorato, añadido a los paquetes de comida seca para controlar la electricidad estática, es conocido por afectar la función tiroidea y el desarrollo temprano del cerebro.
Por último, los nitratos y nitritos usados para preservar alimentos procesados pueden interferir con la producción de la hormona tiroidea.
Todos los seres humanos son afectados por estos químicos pero los niños son los más afectados. "Estos comen más alimentos y tienen mayores niveles de exposición que los adultos. Sus órganos todavía están en desarrollo, por lo que los efectos sobre dicho proceso pueden ser permanentes y durar para toda su vida" alertó Leonardo Trasande, autor principal de la investigación.
Entre los pasos recomendados a tomar por lo padres se encuentran el consumo de vegetales frescos y el uso de contenedores de vidrio o acero inoxidable.
Expertos recomiendan que se limite el consumo de carnes procesadas y que se evite el uso de plásticos en el microondas y el lavaplatos, además de aquellos marcados con con los códigos de reciclaje 3, 6 o 7.
(Tomado de Infobae)