Por Susana del Calvo
La cita con la comunidad que esperaba ansiosa a sus médicos es algo a lo que los periodistas no podíamos estar ausentes. Allí junto a familiares, colegas y amigos estaban los niños, miembros de la Organización de Pioneros José Martí, muy bien informados.
Ellos sabían de las ofensas propaladas por el presidente electo de Brasil, Jair Bolsonaro a nuestros profesionales de la salud, y que ante sus amenazas, el gobierno de Cuba no dejaría abandonados a sus hijos. Esto quedó de manifiesto en el hermoso comunicado que le leyeron a la doctora Jenislei Benitez Batistas al llegar a su casa, en La Habana.
Era difícil para ella poder hablar, se abrazaba a todos con lágrimas y sólo podía pensar al estrechar a sus pequeños, a los que había dejado sin amparo en una región muy apartada de Brasil.
Hasta los niños se daban cuenta que hay salvajes en el mundo a quienes sólo les interesa su bienestar y no el de los pueblos.
Sin lugar a dudas, este tipo de conducta nos llega a los cubanos hasta las fibras más profundas porque no conocemos esas cosas, y aunque en 60 años de agresiones por los vecinos del norte, nada nos toma por sorpresa, y también nada se queda sin respuesta.
No puedo olvidar en Venezuela, cuando iba a la despedida de médicos que terminaban su misión, cómo hombres y mujeres se abrazaban a los cubanos aunque sabían que ya había llegado su relevo y no quedarían solos.
En Brasil, el dolor es más profundo porque saben que se quedan sin amparo, porque esos especialistas no sólo curaban sus dolencias del cuerpo, también las del corazón, y los acompañaban en todas las tareas para mejorar las condiciones de vida, fueron más que médicos.
Eran sus padres, y si había que arar la tierra lo hacían con la misma disposición que cuando los iban a buscar a altas horas de la noche porque alguien necesitaba de sus servicios.
Esos son los millones de vidas salvadas en todas partes del mundo, una atención a tiempo evita siempre males mayores, y si unida a la ciencia va una sonrisa y una mano amiga que te acompaña en momentos difíciles, está corroborada la frase de que en cualquier lugar del mundo los de Cuba, son más que médicos.