Emily ya puede escuchar los sonidos del exterior y comunicarse, lo que constituye una razón más para agradecer a la Revolución cubana por proteger los derechos de las personas con discapacidad como mi hija, dijo Alfredo Infante.
Emily Infante Cervantes tiene ocho años, padece de una hipoacusia severa bilateral y desde julio de 2015 recibe los beneficios del Programa Cubano de Implante Coclear, que hasta la fecha ha favorecido a más de 500 personas, la mayoría niños.
Alfredo y Evelyn, padres de Emily, son profesores de Matemática en un preuniversitario de esta ciudad y precisamente fue él quien se percató de sus dificultades auditivas, porque su tiempo libre lo dedicaba a fortalecer el vínculo con la niña.
La llevamos al otorrinolaringólogo para un chequeo de rutina, le comentamos al especialista la preocupación y enseguida este provocó un ruido fuerte cerca de los oídos de la menor, pero ella no reaccionó, ahí comenzó esta batalla de resistencia por su salud, y estamos satisfechos con los resultados, expresó Alfredo.
Comentó que fue muy triste al principio, ningún padre se prepara para la discapacidad de un hijo, y resultó de gran importancia la atención psicológica que recibieron los tres, particularmente él y su esposa, quienes sobreprotegían a la menor, conducta que según los expertos, podía lacerar la autoestima de la pequeña y su ulterior desarrollo.
Lo importante era la salud de Emily, destacó, por eso iniciamos su atención en el centro provincial de audiología que radica en el hospital pediátrico norte, donde conocimos del programa de implante y la insertamos en él.
Hubo que viajar a La Habana varias veces, al hospital Marfán, donde la operaron, para esos viajes contamos con la ayuda de la Asociación Nacional de Sordos e Hipoacúsicos (ANSOC) porque nos daban una carta de viaje con la cual teníamos prioridad para trasladarnos, señaló la madre.
Siempre que estuvimos en la capital, la institución de salud -Hospital Pediátrico Borrás-Marfan- garantizó el hospedaje tanto a Emily como al acompañante con la alimentación necesaria, no pagamos un centavo ni por la cirugía ni por la recuperación, todo fue gratis, recalcó Evelyn, quien manifestó su agradecimiento.
La aplicación de esta técnica ronda los 30 mil dólares entre el costo del implante y la cirugía, sin embargo, en Cuba es completamente gratuita y con resultados favorables que permiten la rehabilitación e inserción social de las personas tratadas.
Arlettis Alba, logopeda que atiende a Emily, enfatizó en la evolución de la niña en cuanto al lenguaje verbal, porque cuando llegó a la escuela de enseñanza general José Luis Gómez Wangüemert se comunicaba generalmente con señas y en este momento consigue relacionarse con sus compañeros de clases y la maestra mediante el habla.
El compromiso de Alfredo y Evelyn es esencial para los resultados docentes de Emily, quien tiene mayor habilidad para la Matemática, aunque ya logra leer oraciones largas con mejor fluidez, explicó Odalys Boris, su maestra.
Desde 1998, Cuba incorporó el Implante Coclear al sistema de salud con el objetivo de mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidad auditiva.
La labor del Comandante en Jefe Fidel Castro resultó decisiva para priorizar la atención inmediata de los niños, luego de una visita a la escuela de sordo-ciegos Abel Santamaría.
Cuba es uno de los pocos lugares en el mundo donde se puede combinar la alta tecnología, porque se dispone de conocimiento, y la voluntad política en función de favorecer el desarrollo pleno de todos. (Tomado de ACN).