Madrid, 3 jun (RHC) Los resultados de la autopsias a fallecidos por la Covid 19 van revelando, poco a poco, nuevos detalles sobre el motivo por el que tantos pacientes sucumben súbitamente a la enfermedad tras una agresiva segunda fase.
La clave parece estar en las células del endotelio, el tejido que rodea los vasos sanguíneos del organismo.
El SARS-CoV-2 ataca a estas células, particularmente las de los pulmones, provocando escapes en los vasos sanguíneos y coágulos. Ésto genera una reacción en cadena en el organismo que provoca inflamaciones generalizadas de los órganos y el síndrome de dificultad respiratoria aguda, causa principal de la muerte por Covid-19.
Por este motivo, pacientes con obesidad, diabetes y enfermedades cardiovasculares se han mostrado mucho más propensos a complicaciones o fallecimientos a causa de la Covid-19: sus vasos sanguíneos ya estaban dañados.
Tal y como explica un artículo de la revista Science, los investigadores se encaminan a pensar que el SARS-CoV-2 emplea al sistema inmune, alterándolo y haciendo que la respuesta de nuestro propio organismo acabe siendo letal.
Las células del endotelio responden a los ataques alertando al organismo para que envíe plaquetas y células inmunitarias para tratar de reparar las fugas. El resultado es un atasco en los vasos sanguíneos pulmonares que lleva a la formación de coágulos que acaban extendiéndose por el cuerpo y bloqueando la entrada de sangre a los órganos vitales.
La fase final de esa reacción es la famosa tormenta de citoquinas, un ejército de células y moléculas enviadas por el organismo para luchar contra los invasores que acaba llevando a una inflamación generalizada.
Un tratamiento con anticoagulantes
Corroborando esta hipótesis, la Covid-19 parece afectar de manera particularmente severa a los vasos sanguíneos frente a anteriores pandemias de enfermedades respiratorias. Los pulmones de las víctimas mortales del nuevo coronavirus tienen hasta nueve veces más coágulos que los de los fallecidos por la fiebre española, tal y como concluyó un artículo publicado el 21 de mayo en la The New England Journal of Medicine.
La presencia de trombos e ictus en pacientes jóvenes, ya recuperados de la Covid-19, ha sido ampliamente registrada en numerosos países del planeta, en una muestra más de la afectación de esta enfermedad a las células de la sangre.
Las buenas noticias que traería la confirmación de esta hipótesis son la existencia de medicamentos elaborados para frenar este proceso podría evitar esta segunda fase mortal de la enfermedad.
Por el momento, se están realizando decenas de ensayos clínicos con anticoagulantes y antiinflamatorios que podrían ser un tratamiento efectivo a la espera de la ansiada llegada de la vacuna. (Fuente: 20minutos.es)