Un marcapasos es un pequeño dispositivo operado con pilas. Percibe cuándo el corazón está latiendo irregularmente o en forma muy lenta; a partir de ahí envía una señal al corazón, la cual lo hace latir al ritmo correcto.
Para un médico, cualquier tratamiento quirúrgico por simple o complicado que sea supone un riesgo. Hablamos de que la vida de una persona se decide en un salón de operaciones y cualquier error puede ser fatal. Yasmil Dieguez Cívico, médico matancero de 34 años, conoce a la perfección cómo colocar un marcapasos, y en Andorra, tuvo otra prueba de fuego.
Un paciente llegó a la Unidad de Cuidados Intensivos con frecuencia cardíacas bajas y necesitaba un marcapasos con urgencia. “Se tomó la decisión en la junta médica y me asignaron el caso por mi experiencia en este tipo de paciente, después se realizó el procedimiento”.
“La colocación del marcapasos es una técnica que, aunque no difícil, es muy riesgosa para la vida del paciente. Me gusta hacer este tipo de procedimientos bajo cualquier circunstancia, lo importante es salvar vidas”.
Pese al dominio en la técnica, este caso fue un poco difícil, según cuenta Dieguez, porque las tecnologías son diferentes a las de Cuba, pero, “el médico es médico en cualquier lugar y circunstancia, se colocó el marcapasos sin problemas y el paciente está vivo, que era el único objetivo”.
La COVID-19 fue un reto para este médico cubano y para todo el personal de la salud en general, pues es una enfermedad que constantemente está cambiando sus síntomas y desde un inicio no sabían la situación real a la que se enfrentaban.
¿En qué momento le informaron que tendría que ir a Andorra a cumplir misión internacionalista?
“Un viernes en la tarde, después de salir del hospital de Matanzas, recibí una llamada diciendo que debía presentarme a la Universidad de Ciencias Médicas porque tenía que partir a Andorra para ayudar a la eliminación de la COVID-19 en ese país.
“No tuve dudas porque ya estoy acostumbrado y he cumplido otras misiones en el contingente Henry Reeve. Combatí el ébola en Sierra Leona, y apoyé al pueblo de Mozambique tras el terremoto del pasado año. No tengo miedo, estoy listo para este tipo de circunstancias”.
De esta nueva misión se lleva el respeto y el cariño de todo el pueblo andorrano. “Los logros de la Brigada Henry Reeve en esa nación significan otra batalla ganada frente a una terrible enfermedad que azota al mundo”.
Este valiente con bata blanca lleva a Cuba en su corazón. El próximo día primero de julio terminará su misón y su pueblo lo recibirá con los brazos abiertos.
“La medicina cubana es única en el mundo porque a pesar de nuestros pocos recursos, tenemos ese espíritu internacionalista y nunca dudamos en salvar vidas, en cualquier parte del mundo donde se nos llame”.
Yasmil Dieguez Cívico, médico intensivista matancero de 34 años en Andorra. Foto: Cortesía del entrevistado.
Yasmil Dieguez Cívico, médico intensivista matancero de 34 años en Andorra. Foto: Cortesía del entrevistado.
(Tomado de Cubadebate).