Un hombre revisa su celular dentro de un edificio mientras usa una máscara de prevención ante la pandemia de coronavirus en Valparaíso, Chile.
La COVID-19 afectó la salud mental de la mitad de las personas encuestadas en siete países, debido a la carga adicional de estrés y sufrimiento que impuso la pandemia a comunidades en todo el mundo, reveló este jueves un estudio del Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja.
Un informe sobre la importancia de la salud mental y el apoyo psicosocial ante el COVID-19 evidenció que el coronavirus agravó enfermedades mentales ya existentes, mientras surgieron otras nuevas, lo que limitó aún más el acceso a servicios médicos especializados ante las restricciones económicas por las medidas de cuarentena adoptadas para contener la pandemia.
“La crisis sanitaria que se desató a raíz de la COVID-19 ha exacerbado la angustia de millones de personas ya golpeadas por conflictos y desastres”, dijo en un comunicado Robert Mardini, director general del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR).
“La imposición de medidas de aislamiento, la pérdida de la interacción social y las presiones económicas inciden en la salud mental y el acceso a la atención”, agregó.
El informe también destacó las necesidades urgentes en el plano de la salud mental de quienes han trabajado en la primera línea de la pandemia, desde personal médico, hasta voluntarios, pasando por trabajadores comunitarios, los encargados de recoger cadáveres, dirigentes comunitarios y muchos otros.
Casi tres de cada cuatro personas que respondieron la encuesta (73%) opinaron que los trabajadores de la salud de la primera línea y los equipos de respuesta tienen más necesidades de apoyo en salud mental que el promedio de las personas.
Estas personas suelen estar expuestos al virus de manera directa, trabajan muchas horas seguidas e inevitablemente atraviesan acontecimientos traumáticos y son objeto de estigmatización en la prestación de apoyo a comunidades afectadas por desastres, por lo que se les debe facilitar apoyo y atención para que puedan seguir atendiendo de manera idónea.
“Hoy, más que nunca, debemos invertir en salud mental y apoyo psicosocial para todas las personas, tanto para las comunidades como para quienes están a cargo de su atención, a fin de ayudarlas a sobrellevar su situación, reconstruir su vida y salir adelante de esta crisis”, dijo Jagan Chapagain, secretario general de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja.
Un total de 3 500 personas respondieron la encuesta encargada por el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) en Colombia, Líbano, Filipinas, Sudáfrica, Suiza, Ucrania y Reino Unido. El estudio fue realizado por la consultora Ipsos entre el 18 y el 22 de septiembre.
Las organizaciones humanitarias autoras del informe recomendaron financiar y otorgar acceso temprano y sostenido a servicios de salud mental y apoyo psicosocial a las personas afectadas por la pandemia y priorizar la atención al personal y los voluntarios que responden a necesidades humanitarias.
“La COVID-19 nos abre una oportunidad histórica de transformar los compromisos en acción. No hacerlo prolongará la crisis: económica, social y sanitaria”, concluyó Mardini.
Estudio sugiere que el 82% de hospitalizados por COVID-19 desarrollan manifestaciones neurológicas
Un nuevo estudio, publicado recientemente en la revista Annals of Clinical and Translational Neurology, ha encontrado que la mayoría de los pacientes hospitalizados con COVID-19 han desarrollado varias manifestaciones neurológicas, incluida la encefalopatía que, por su parte, condujo a una mayor morbilidad.
Los autores de la investigación —un equipo de científicos del Departamento de Neurología de la Facultad de Medicina Feinberg de la Universidad Northwestern (Chicago, Illinois)— analizó la condición de un total de 509 pacientes infectados con coronavirus e ingresados en 10 instituciones diferentes en una red de hospitales de Chicago en un período comprendido entre el 5 de marzo y el 6 de abril.
Al inicio de la enfermedad las manifestaciones neurológicas estuvieron presentes en 215 pacientes (el 42,2%), durante la hospitalización se registraron en 319 pacientes (el 62,7%) y “en cualquier momento durante el curso de la enfermedad en 419 pacientes (el 82,3%)”, dice el estudio, que fue revisado por expertos a la hora de ser publicado.
Patologías
Con más frecuencia las personas del grupo estudiado tuvieron dolores musculares (el 44,8%), dolores de cabeza (37,7%), encefalopatía (31,8%), mareos (29,7%), pérdida del sentido del gusto (15,9%) y del olfato (11,4%). Con ello, los accidentes cerebrovasculares, los trastornos del movimiento, los déficits motores y sensoriales, la dificultad de coordinación de los movimientos y las convulsiones fueron poco frecuentes (del 0,2 al 1,4%).
El hecho de que cualquier manifestación neurológica en su conjunto fuera más probable que ocurriera en personas más jóvenes es sorprendente.
Los autores del estudio indican que los factores de riesgo independientes para desarrollar cualquier manifestación neurológica (excepto encefalopatía: síndrome de disfunción cerebral) fueron una grave forma de la COVID-19 y una edad más joven dentro del grupo de estudio.
“El hecho de que cualquier manifestación neurológica en su conjunto fuera más probable que ocurriera en personas más jóvenes es sorprendente y podría explicarse potencialmente por un mayor énfasis clínico en el riesgo de insuficiencia respiratoria que otros síntomas en pacientes mayores”, han indicado los autores de la investigación.
Por otra parte, señalaron que los pacientes mayores pasaban menos tiempo entre el inicio de la infección y la hospitalización y tenían más probabilidades de experimentar encefalopatía, que también se asoció con una mayor mortalidad dentro de los 30 días del ingreso.
El estudio indicó que el hecho de que la encefalopatía fuera asociada con una enfermedad grave por el COVID-19 y antecedentes de algún trastorno neurológico preexistente, enfermedades crónicas o tabaquismo sí concuerda con otras investigaciones, que identificaron tasas más altas de mortalidad en los pacientes con COVID-19 con trastornos neurológicos crónicos preexistentes. (Tomado de Cubadebate).