La Habana, 11 may (RHC) Resulta normal que los virus muten, al ser un fenómeno relacionado con la propia transmisión, pues a medida que se replican existen errores que ocasionan cambios en la secuencia genética y dan origen a mutaciones.
No obstante ser un proceso natural, deviene un motivo de alarma, debido a que al encontrarse estas mutaciones con las mismas características en poblaciones de diferentes regiones del mundo, estamos en presencia de variantes genéticas, que en el caso del SARS-CoV-2 hacen que sea más transmisible.
En Cuba, como en muchos países, se realiza la vigilancia genómica para estudiar no solo si las personas están infectadas con el nuevo coronavirus, sino que en brotes de transmisión autóctona, fallecidos, visitantes extranjeros y pacientes graves y críticos se analiza la secuencia con vistas a determinar cómo se está comportando el virus de la COVID-19.
La Organización Mundial de la Salud calificó de preocupación las variantes notificadas por primera vez en Reino Unido, Sudáfrica y Brasil, al asociarse con una mayor transmisibilidad y posibles implicaciones en la gravedad de los pacientes, la respuesta inmune o la eficacia de las actuales vacunas.
En Cuba hoy circulan las tres, según dio a conocer el doctor José Ángel Portal Miranda, ministro de Salud Pública, en la Mesa Redonda, panorama que cambió a partir de diciembre de 2020 con la entrada de viajeros procedentes del exterior.
Hasta esa fecha se había demostrado la circulación, en más de 90 por ciento de las muestras analizadas, de la variante D614G (Grupo G), la que el 11 de marzo de 2020 se registró por primera vez en el país.
Paulatinamente se fueron detectando otras mutaciones del virus de la COVID-19, con la presencia de las notificadas en Sudáfrica (B.1.351), Reino Unido (B.1.1.7), California (B.1.427 y B.1.429) y Brasil (B.1.1.28.1), así como variantes autóctonas no reportadas en la literatura, pero que son patrones mutacionales identificados.
Estadísticas ofrecidas por el titular del Ministerio de Salud Pública demuestran el predominio de la detectada en territorio sudafricano, y es que en La Habana se ha encontrado en casi 50 por ciento de los casos estudiados y en Matanzas en cerca del 90 por ciento; de ahí la gran transmisión que ha tenido esa provincia.
El Ministro precisó que un estudio en fallecidos de todo el país mostró la presencia de la variante notificada en la nación africana en el 68,1 por ciento de los analizados, aunque en la capital ese índice fue de 80,4 por ciento, siendo cuatro veces más probable que los fallecidos estén infectados con ella.
Los análisis en casos graves y críticos con la COVID-19 señalaron la presencia en el 87,7 por ciento de los casos estudiados en La Habana, donde se observa una gran diversidad de variantes y patrones mutacionales autóctonos, con un incremento, a partir de febrero, de las notificadas en Sudáfrica, Reino Unido y California.
Además de la capital, las provincias occidentales de Pinar del Río, Mayabeque y Artemisa muestran el mayor número de patrones diferentes de variantes.
El complejo panorama requiere de mayor disciplina por la población y cumplir con las medidas higiénicas y de distanciamiento, además del uso correcto del nasobuco, claves para cortar la transmisión, a pesar de lo mucho que cambie el SARS-CoV-2. (Fuente: ACN).