Foto: Diario Granma.
La prestación de cuidados a un enfermo demente conforma una fuente de estrés crónico que puede conllevar a serias consecuencias para la salud del cuidador principal, concluyó un estudio publicado en la Revista Cubana de Salud Pública.
«Factores de riesgo de morbilidad física y psicológica en cuidadores de adultos mayores con demencia» es el nombre de esta investigación, que analizó la base de datos del estudio «Envejecimiento y Alzheimer» realizado en La Habana y Matanzas con personas de 65 años de edad y más, en el periodo de 2003 a 2007.
Para la muestra, se seleccionaron cuidadores principales de adultos mayores demenciados. A estas personas se les realizó una entrevista sociodemográfica y de factores de riesgo, y se les aplicó la escala de sobrecarga de Zarit y el cuestionario general de salud.
Los resultados, publicados por Infomed, demostraron que el nivel de sobrecarga constituyó un factor de riesgo de morbilidad física y psicológica en los cuidadores, pero al mismo tiempo el alto nivel educacional se comportó como un factor protector.
Resultan llamativos, además, otros datos visualizados por los autores de la investigación, todos de la Facultad de Ciencias Médicas Finlay-Albarrán, de La Habana. Entre la información arrojada se encuentra que el 94% de los cuidadores tenía 30 años o más; el 80 % de la muestra eran mujeres; y el 54,7 % eran amas de casa y jubilados.
En cuanto al parentesco, fueron los hijos quienes representaron el mayor porcentaje en la responsabilidad del cuidado, con el 48%, seguidos por otros familiares (25,4 %). El 85,8 % de los casos eran corresidentes con el anciano, detalla el estudio.
La fuente añade que estudiar estos factores de riesgo permite explorar el cuidado en otros contextos e involucrar dimensiones, relaciones y vínculos que se convierten en retos frente al diseño, ejecución y evaluación de intervenciones de apoyo como respuesta a las necesidades identificadas, para afrontar los conflictos, miedos y desafíos que experimentan los cuidadores principales.
En Cuba la prevalencia de las enfermedades demenciales es de un 10,2 %. «La demencia repercute no solo en la persona que la padece, sino en su familia y sobre todo en la salud del cuidador, quien es sometido a cambios físicos y emocionales que comprometen su calidad de vida», sostiene el artículo.
(Fuente: Granma).