José Jacinto Milanés: el amor infinito de su legado romántico.

Editado por Pedro Manuel Otero
2016-07-27 09:14:08

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Por Guadalupe Yaujar Díaz

En una vetusta casona de la otrora calle Gilbert ubicada en la occidental provincia de Matanzas nace el 16 de agosto de 1814 José Jacinto Milanés, poeta, ensayista y quien llegara a ser uno de los principales cultivadores cubanos del drama romántico en lengua española entre 1835 y 1843, período enmarcado en el Romanticismo de la literatura ibérica.

Hijo del bayamés Don Alonso Milanés y la matancera Doña Rosita Fuentes, fue el primogénito de una numerosa familia de escasos recursos económicos.

Dicho inmueble, típico de las construcciones de esa urbe en la primera mitad del siglo XIX -- hoy sede del Archivo Histórico Provincial--,
atesora momentos trascendentales de la vida del conocido Bardo matancero, además de llevar consigo la impronta de numerosas visitas de personalidades de la Cultura cubana de la época como fueron Domingo del Monte, Ramón de Palma y Cirilo Villaverde.

En la casona numero 38 (1) compartió tertulias literarias junto a contemporáneos de su época como José María Heredia y Gertrudis
Gómez de Avellaneda.

No obstante la estrechez económica de sus padres, Milanés logra adquirir conocimientos superiores en la escuela dirigida por el nobilísimo educador, Don Ambrosio José González.

Así, desde niño se inicia en el aprendizaje del latín y en el conocimiento del teatro clásico español a partir del “Tesoro del teatro español”, a la vez que comienza a escribir desde muy joven ensayos dramáticos; tiempo que comparte, en 1832, trabajando de empleado en una ferretería en La Habana, gracias a la gestión de su tío político materno Don Simón de Ximeno.

En 1833, al estallar la epidemia de cólera en La Habana, regresa a Matanzas y, al año siguiente conoce al escritor Domingo del Monte, quien habría de ser con el tiempo su gran amigo y consejero.

Al regresar Del Monte a La Habana en 1836 lo invita en varias ocasiones a pasar temporadas en su casa, donde se relaciona con los escritores que frecuentan su tertulia literaria en aquella época. Así, entre 1836-1843 y a través de la biblioteca de Del Monte, logra ampliar su cultura general. Muchos críticos clasifican la producción del Poeta matancero en tres etapas.

Hasta 1837 sobresale su lírica espontánea, su entrega apasionada a todo lo que ama, exponiendo su luz literaria. En su producción escritural se observa la influencia de Domingo del Monte, cuyas inquietudes sociales de carácter moralista y reformador son inducidas en Milanés para que éste las exprese a través de su obra poética.

Del Monte, capta la sensibilidad poética de Milanés quien se presenta con un lirismo apasionadamente romántico y saturado de melancolía y de ternura idílica.

De las tertulias en el hogar de Del Monte nace El Conde Alarcos
–primera pieza de teatro romántico cubano- , la mejor de José Jacinto,
estrenada en 1838 en La Habana en el Teatro Principal, por la
Compañía Duclós con gran éxito de taquilla y de crítica.

Este estreno le provoca su primera crisis nerviosa. La pieza le sitúa entre los primeros escritores cubanos que cultivan el drama romántico en lengua española.

A ese época corresponden las creaciones El mendigo, La madre, El hijo del rico, El ebrio, y otras composiciones que algunos especialistas
califican de menor calidad artística, en comparación con su obra lírica José Jacinto Milanés hace de sus versos expresiones originales del
movimiento romántico en Cuba, pero la impronta del desamor ahoga su creación hacia una locura incontenible que finalmente en 1863, provoca su muerte.

Asimismo no hay que olvidar que este Autor retoma la lírica a partir de 1840, catalogada como su tercera etapa creativa a la que pertenecen De codos en el puente, El alba y la tarde y La fuga de la tórtola, esta última una de sus más bellas y alegóricas composiciones en la que explicita su amor por la libertad.

Aun no hacía dos años que El Conde Alarcos, se hubiera estrenado, cuando Del Monte logró que Milanés fuera nombrado en importante cargo público, que desempeña en su natal Matanzas, desde “La Cumbre”; lugar al que llega el poeta entregándose a una laboriosa tarea de producción teatral. Por ese tiempo estrena la comedia costumbrista “Una intriga paterna”, además de obras menores dramatúrgicas como “El poeta en la corte” y sus inconclusos cuadros dialogados “El Mirón cubano”.

Marca el ocaso de este insigne poeta el año 1843 cuando, con 28 años de edad, sufre un amor quimérico hacia su prima hermana Isabel Ximeno (Isa). Esto le provoca un ostensible desequilibrio mental y el deambular como fantasma viviente por la casona paterna.

Algunos de sus biógrafos afirman que, en medio de su locura, se le escuchaba exclamar: “Isa, Isa…”.

Isa: ¿Un gran amor oculto? ¿La causa de su locura? Ello aún no puede afirmarse, más debe haber influido, y mucho, en su espiritualidad poética.

Es entonces que decide emprender viaje a varias ciudades de Estados Unidos, a Londres y a París, para retornar a Cuba en noviembre de 1849.

Escribe algunos versos que, según criterio de especialistas, no se distinguen como los de sus primeros tiempos hasta que, en 1852, padece otra crisis de mutismo de la que nunca llegará a reponerse. El poeta muere en su natal Matanzas el  14 de noviembre de 1863.

Transcurridos más de dos siglos de su legado poético y literario José Jacinto Milanés, constituye un autor-leyenda del amor infinito en la Literatura cubana

Al respecto, la connotada poeta matancera Carilda Oliver Labra, en uno de los fragmentos de su poema épico Canto a Matanzas le rinde homenaje:

“Oye el silencio; tal vez
cuando suena así la brisa
está llorando por Isa
el alma de Milanés”


(1) Vivienda donde hoy se conservan los documentos
originales referidos a la fundación de la Ciudad de San Carlos y San
Severino de Matanzas en 1693

 

 



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