por Wilfredo Alayón*
La figura de José Jacinto Milanés está catalogada como el primer ingenio poético cubano, sin embargo, especialistas consideran que poco se ha dicho y estudiado de su proyección social y patriota.
Natural esta ciudad, ubicada a 100 kilómetros al este de La Habana, Milanés (1814-1863) fue poeta, dramaturgo, ensayista, y uno de los principales cultivadores del drama romántico en lengua española.
'Decir Milanés es decir Matanzas y de él se han escrito miles de cuartillas ensalzando su poética labor', señala a Prensa Latina Arnaldo Jiménez de la Cal, doctor en Ciencias Históricas y Profesor de la Filial universitaria matancera.
Sin embargo -recalca- 'poco se ha dicho, a juicio nuestro, del Milanés social y patriota, y en este sentido son meritorios los textos sobre él elaborados por Urbano Martínez Carmenate, investigador y su biógrafo'.
POESIA SOCIAL Y PATRIOTICA
A juicio de Jiménez de la Cal, del poeta resaltan esas condiciones expresadas en el enunciado y en particular -añade- 'dos poesías de su obra inicial llaman poderosamente la atención: La Fuga de la tórtola y La Madrugada'.
'En la primera se lamenta de la avecilla que voló hacia la libertad del monte y la señala como cimarronzuela (palabra derivada de cimarrón, como eran conocidos los esclavos que huían de sus amos y se refugiaban en el monte)'.
'El segundo es un canto a la excelsa belleza de la campiña cubana, al suelo que ama con hondo cariño, lo cual expone todo su esplendor como sello de la tierra natal', reflexiona.
Según el académico, en 1835 Milanés escribe una atrevida composición titulada El negro alzado, donde entre otros elementos pone en boca de sus perseguidores crueles frases que sitúan la naturaleza inhumana de esos personajes.
'El estremecedor poema es un canto abolicionista cuando esta idea, bajo el régimen colonial, era casi un delito', subraya.
En este sentido abunda que muchos años después, Salvador Arias, importante hombre de letras de esta nación caribeña, catalogaría el texto como 'el primer poema verdaderamente anticolonialista en nuestra historia'.
LA OBRA TEATRAL EL CONDE ALARCOS
Jiménes de la Cal recuerda que el 11 de septiembre de 1838, 'en un ambiente cargado de disputas y encontronazos del público por algunas obras presentadas con anterioridad, se estrena El Conde Alarcos en la capital.
'Con la ausencia de Milanés, por malestar, espectadores, prensa e intelectuales, acogieron la puesta en escena con elogiosos criterios, pero también despertó la ojeriza de las autoridades', comenta el investigador.
Y agrega: 'El gobierno entendió, como todo el mundo, que la representación ponía al desnudo la crueldad de la Casa Real y la nobleza, quienes cumplían su función social en beneficio propio, sin importarles los valores y necesidades del pueblo'.
Milanés fallece el 14 de noviembre de 1863, y su deceso conmocionó a la élite literaria del momento 'y dejó una huella indeleble, difícil de borrar en el panorama cultural cubano', subraya el experto.
'No obastnte, considero que se necesita insistir más en su ideario político, pues marca un punto de unidad entre la obra de José María Heredia y la de nuestro Apóstol, José Martí', significa Jiménez de la Cal.
'De esta forma, Milanés siempre estará acodado en el puente, llorará por su tórtola, seguirá amando inútilmente a (su prima) Isa y cantándole libre a su Patria', concluye,
(PL)