Por Yuleiky Obregón Macías/Trabajadores
Casi dos décadas han transcurrido desde que Oliver Valle Hernández subió por primera vez el lomerío. El verde intenso le inundó las pupilas y lo conquistó para siempre. El Chino, como le llaman sus conocidos, desanda las Lomas de Banao con la adoración de un padre: al tanto de cualquier detalle que deba ser corregido y orgulloso de mostrar todo lo que ha contribuido a salvaguardar.
La Reserva Ecológica Lomas de Banao es una de las ocho áreas protegidas con administración, enmarcada en el territorio de la provincia de Sancti Spíritus.
“El área presenta un alto grado de conservación, ecosistemas complejos que albergan un gran número de endémicos vegetales con importantes poblaciones de la fauna que encuentran refugio en ellos”, explica Oliver, jefe técnico de Conservación de la reserva manejada por la unidad empresarial de base Sancti Spíritus Norte, de la Empresa Nacional para la Protección de la Flora y la Fauna. “Para la conservación del área trabajamos en 12 proyectos.
Uno de los principales está enfocado en el rescate de especies amenazadas a través de la reproducción o el monitoreo. Por medio de ese trabajo se rescató la Taberna de montaña conocida como Huevo de Gallo —hasta entonces en peligro de extinción—, endémica de la provincia y entre las 50 más amenazadas de Cuba”, apuntó Valle Hernández.
Esas 50 especies de la flora catalogadas entre las más amenazadas de Cuba, dentro de Lomas de Banao se hallan en abundancia. Esto enorgullece al colectivo responsabilizado con la actividad florística en la reserva ecológica e inmerso en el rescate de árboles como el mantequero (Magnolia cubensis) y la sabina (Podocarpusangustifolius).
En lo más intrincado del bosque, donde solo se escucha el movimiento de los árboles al soplar el viento o el canto de las aves, están enclavadas las estaciones biológicas. Allí hacen estancia personas vigilantes, para controlar especies invasoras, realizar el tratamiento silvicultural a los bosques, atentos a cualquier irregularidad. Esos parajes son el paraíso de más de 400 especies de fauna.
Se destacan algunas de alto valor ecológico y que se encuentran amenazadas como las cotorras (Amazona leucocephala) y los cateyes (Aratingaeuops).
“La caza ilegal y la falta de cavidades para anidar, perjudicaron el desarrollo de esas aves. Solo nidifican en cavidades abiertas en las palmas y otros árboles por el carpintero. Esos huecos los utilizan varios pájaros y en la época de reproducción hay mucha competencia entre ellos. Para revertir la amenaza se colocan nidos artificiales en los árboles.
En los nidos se enumeran los pichones, se pesan, se anillan. Antes los bandos eran de siete u ocho cateyes y solo existían cuatro parejas de cotorras. Hoy se avistan poblaciones de alrededor de 60 ejemplares de ambas especies”, argumentó el especialista.
Educar es preservar
Las lomas son el sustento de varias familias. No porque extraen sus frutos sino porque trabajan para conservarlas. También son el orgullo de los pobladores que la habitan.
A despertar ese sentimiento ha contribuido Marilyn Fuentes, quien tiene a su cargo la educación ambiental. “Es una labor que complementa el quehacer de los especialistas. El amor a la naturaleza y la importancia de cuidarla deben inculcarse desde las edades más tempranas.
El trabajo que desarrollamos involucra a niños y niñas de cinco escuelas. Ellos no son simples adoctrinados, son activos en la conservación”, señaló la ecologista.
Cada 5 de junio, cuando se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente, los infantes de las comunidades circundantes a las lomas, festejan la fecha como un cumpleaños. Diversas manifestaciones del arte confluyen para reflejar cuánto han hecho y cuánto más se puede hacer para mantener ese paraíso cercano. Destacan la importancia del área, cómo evitar los incendios forestales, la forma correcta de sanear, el enfrentamiento a la tala y a la caza ilícita.
“Tratamos de que la educación ambiental involucre a toda la familia. Desde la primera infancia hasta los abuelos”, acotó Marilyn.
Turismo y naturaleza
Las áreas protegidas asemejan un museo natural a cielo abierto. Por ende, despiertan el interés de personas que disfrutan del contacto íntimo con el entorno. Más de 225 mil turistas cubanos y extranjeros visitaron estos espacios naturales de la provincia de Sancti Spíritusdurante el 2016.
A decir de Leonel Díaz, delegado del Ministerio de Ciencia Tecnología y Medio Ambiente (CITMA) en el central territorio, se practica un turismo amigable con respecto al medio ambiente. “Permite la sostenibilidad en el tiempo y a partir de nuestros recursos naturales genera ingresos -el año anterior ascendieron a 19 millones de pesos”.
Añadió el máximo representante del CITMA en la geografía espirituana, que la favorable gestión de las áreas y la correcta aplicación de planes de manejo, como el uso público de estas, fueron una de las razones por la que Sancti Spíritus mereció ser la sede de las actividades centrales por el Día Mundial del Medio Ambiente Lomas de Banao ejemplifica esa sentencia.
Mediante un sendero con capacidad para 15 personas, dos ecoalojamientos, Jarisco y La Sabina, y un centro para visitantes, expone al mundo sus riquezas naturales. Personas provenientes de Francia y Estados Unidos, principalmente, llegan al lugar para descubrir la diversidad de composiciones florísticas, faunísticas y paisajísticas por medio de caminatas y cabalgatas.
Oliver asegura que en toda el área existen carteles interpretativos con la intención de preservar y mantener la biodiversidad y los recursos naturales. “Las señalizaciones recomiendan no tallar las piedras, los árboles, no arrojar basura, no recolectar plantas ni animales. Tratamos de que la entrada al área no sea una curiosidad turística, sino una acción donde realmente se aprecien los valores que cohabitan en este invaluable regalo de la naturaleza”.