Por: Guadalupe Yaujar Díaz
El Túnel de La Habana, una de las joyas de la ingeniería civil cubana, corre debajo de su bahía a lo largo de 733 metros, con cuatro vías- dos hacia la ciudad y dos hacia el este de la capital conectándola con las hermosas playas del litoral y la playa de Varadero en la provincia de Matanzas.
Este coloso nunca ha sufrido un accidente por derrumbe o filtraciones, sin embargo el reciente huracán Irma le dejó a su paso grandes penetraciones del mar que obstruyeron por muchos días su acceso, cuestión a registrar en el dossier de su construcción inaugurada el 31 de mayo de 1958.
Edificado por la empresa francesa Societé des Grands Travaux de Marseille, después de 30 meses de arduo trabajo, ahorra a los pasajeros transitar decenas de kilómetros alrededor del denominado “anillo” que circunda la capital del país.
A una profundidad de 12 a 14 metros aproximadamente, por cuya superficie marina circulan una notable cantidad de buques de gran calado, es capaz de soportar grandes toneladas de agua.
La majestuosa obra, más de 250 mil metros cúbicos de rocas y 100 mil de arena dragados, lleva casi siete décadas de servicio en el sistema vial de la isla y el nudo comunicacional de acceso y salida a ciudad capital, y contó en su ejecución y proyección con el ingeniero cubano José Menéndez Menéndez, quien junto al equipo de trabajo que lo acompañaba diseñó un sistema de tubos de hormigón reforzado, capaz de soportar grandes toneladas de agua.
Las luces del túnel, de excelente iluminación, están dispuestas bajo un ambiente concebido para evitar molestias a los conductores y los automóviles y ómnibus; en tanto los camiones están obligados a transitar por el “anillo” vial, trasladándose de un extremo a otro del túnel en unos 45 segundos, a 60 kilómetros por hora de velocidad.
Contrariamente, sería necesario bordear durante más de media hora de recorrido casi 20 kilómetros, circundando la Bahía,
La Habana posee tres túneles que atraviesan la urbe, grandes obras ingenieras en donde se imbrican la complejidad técnica con la belleza del atrayente diseño a quienes los cruzan en diferentes direcciones.
Antes de su construcción las comunicaciones urbanas de la ciudad con el Este se realizaban bordeando la Bahía de La Habana y hacia el Oeste cruzando el Río Almendares por los puentes existentes.
El Ingeniero francés La Carriere de la Tour construyó el puente “Puentes Grandes” a principios del siglo XIX sobre el Almendares en la zona del Cerro. El puente de la calle 23, conocido por “Asbert”, data de la primera década del pasado siglo; el de hierro todavía activo, corresponde a su segunda década, y el antiguo puente de “Pote”, construido en 1919 para el desarrollo del residencial “Miramar”, fue demolido para sustituirlo por el Túnel de la calle Calzada.
Pero sin dudas el Túnel de La Habana el más importante de esa trilogía aquitectónica, por el que transitan a diario 34 mil vehículos, reabrió a su habitual, tras dos semanas de intensa recuperación debido a que quedó inundado por las penetraciones del mar provocadas por el impacto del huracán Irma en la isla.
En las labores fue necesario evacuar el agua que lo inundó para posteriormente restablecer todos los sistemas técnicos y aún sin estar en su máximo esplendor agiliza, con su funcionalidad, la de los miles de cubanos y foráneos que lo atraviesan cada día.
FIN
Tomado de varias fuentes.