Por: Guadalupe Yaujar Díaz
El emblemático faro, a la entrada de la bahía habanera, ubicado en el Morro, como comúnmente se le conoce, constituye la más antigua fortificación construida por los españoles en América.
El topónimo del nombre del castillo se debe a una evocación hacia los tres Reyes Magos y, a la vez, por el lugar donde se encuentra enclavado. Actualmente, se conoce como Castillo del Morro de La Habana y de ahí toma su nombre el faro.
El 21 de junio de 1845 concluyó su construcción de sillería, una torre cilíndrica de 45 metros de altura sobre el nivel del mar y un alcance de 18 millas náuticas con dos destellos de luz cada quince segundos.
Posee una moderna imagen que consta de una cúpula octogonal de metal con cristales especialmente diseñados para guiar a buques y aviones.
Desde la altura del faro puede verse la lámpara que aún hoy sigue guiando a los barcos en las noches, y desde el balcón que rodea la farola se vislumbra como miniatura toda La Habana, el mar abierto del Caribe, la fortaleza del Morro, la Cabaña y hasta el Cristo de La Habana
Una pequeña puerta da acceso a la añeja escalera de caracol de 170 peldaños que se hace estrecha, en donde se siente el aire del mar, que conduce finalmente a una inesperada vista panorámica de la ciudad capital.
Sin embargo, no fue éste el primero que se instaló en el Castillo, sino el tercero que da la bienvenida a las naves marítimas del comercio; y en la actualidad a los cruceros y otras embarcaciones de menor porte.
ORIGENES
En 1563 el gobernador de la isla, Diego de Mazariegos mandó construir una torre para que sirviese de atalaya como referencia a los galeones que navegaban por la zona. Felipe II aprobó la construcción de una fortaleza para proteger el puerto. Los trabajos de construcción de la fortaleza se iniciaron en el año 1589. En 1629 se inauguró la fortaleza.
En 1762, los británicos atacaron la isla y la farola del Morro quedó seriamente dañada por la artillería. Tras la recuperación en 1763, de la plaza por parte de los españoles se erigió un fanal en el baluarte del Morillo, llamado así por tener en la punta un torreón pequeño, alimentado por leña hasta finalizar el siglo XVIII.
En el año 1764, se empezó a utilizar la torre del Castillo como faro. A principios del siglo XIX comenzaron a usar gas para iluminar el faro y posteriormente aceite. Esta torre fue demolida en 1844, construyendo la torre actual.
Debido a la importancia que tenía el puerto de La Habana en el comercio se buscaron soluciones para instalar un sistema de avisos mucho más práctico. De ahí que el químico norteamericano Gabriel Pendergrast sugirió montar doce reflectores que ofreciesen una iluminación similar a 150 velas de sebo.
Es éste uno de los más de 30 faros que Cuba posee y decoran sus costas tanto norte como sur, punto de referencia imprescindible, aun hoy en día, cuando los GPS y AIS se abren paso en la navegación moderna.
El Castillo del Morro de La Habana y su faro, devienen símbolo de la isla. Una popular copla del siglo pasado dice: Tres cosas tiene La Habana que no las tiene Madrid…..son el Morro, La Cabaña y ver los barcos venir…