La caña de azúcar, dulce savia y cubanía

Editado por Lorena Viñas Rodríguez
2019-05-10 08:41:42

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Foto: Archivo.

Por: Guadalupe Yaujar Díaz

La Habana, 10 may (RHC) Por estos días hace 503 años que la caña de azúcar en Cuba arribó a la Isla (13 de mayo del año 1516) en una nave de los colonizadores españoles procedente de La Española, actual Santo Domingo, y aclimatarse exitosamente en los suelos casi vírgenes de La Mayor de Las Antillas.`

Una larga historia recorrió la caña que tuvo su génesis en Nueva Guinea, fue llevada a Persia y a Egipto por las huestes de Alejandro Magno, y se abrió paso hasta las Islas Canarias, donde la tomó Cristóbal Colón para traerla al Nuevo Mundo durante su segundo viaje, en 1493.

Hizo su entrada en España, por medio de los árabes, y cuando el adelantado Cristóbal Colón izó realizó su tercer viaje a nuestras tierras, entre sus cargas incluyó la caña de azúcar. Al llegar a Santo Domingo (La Española) y sembrar la caña, esta debido al clima tropical y la tierra creció dando un máximo de su dulzura.

Así llegó a la América entre otros cultivos que trajo Colón para alimentar a navegantes y animales y la siembra de la gramínea trajo consigo abundancia para unos y mmiseria para otros,

La siembra de la gramínea trajo abundancia para unos pocos y miseria para muchos, levantó ciudades, demandó de más brazos esclavos importados desde África, extinguió gran parte de los bosques ancestrales cubanos, ancló la economía nacional en el monocultivo, y generó toda una cultura propia.

Es innegable que la plantación esclavista, a partir del mestizaje, fue fundamental en la formación de la nacionalidad cubana. Con el comienzo de la esclavitud llegaron a la Isla hombres y mujeres, con diferentes costumbres, lenguas y creencias religiosas, que unidos en el barracón tejieron el proceso de transculturación.

Su cultivo y posterior actividad económica recorrió un largo trayecto cuando desde comienzos del siglo XVI se fabricó a partir del jugo de la caña la raspadura y la miel de forma muy rudimentaria.

El desarrollo de la planta durante los siglos XVII y XVIII hizo florecer su cultivo e industria como actividad económica fundamental, tempranamente ligado a la introducción de los esclavos para trabajar en los trapiches destinados a la incipiente fabricación de azúcar de caña.

Cuba ocupó en 1870 el tercer lugar mundial en la producción y mercado azucareros, tras la introducción del ingenio mecanizado, la introducción de la primera locomotora de vapor del ferrocarril cubano y en 1838 se incrementó aún más la elaboración de azúcar.

Desde la etapa colonial, la producción cañera ocupó un lugar preponderante en la isla con un sabor reconocido a nivel internacional.

El Doctor en ciencias Biológicas Antonio Chinea Martín, quien recorrió más de una decena de países para conocer más sobre la preciada planta asegura que la composición genética de las gramíneas traídas hace 500 años se atesora, junto a otros miles de híbridos y formas, en uno de los bancos de germoplasma más completos del mundo.

Tras siglos de explotación colonial y neocolonial, el triunfo revolucionario en enero de 1959 dignificó las condiciones de vida y trabajo de los obreros del sector e impulsa el desarrollo de investigaciones y la aplicación de tecnología en los campos cañeros.

Actualmente en Cuba, hombres de ciencia y productores laboran en obtener el máximo provecho a la caña en cada zafra, ante la significativa baja de los niveles productivos de un rubro del cual el país eroga divisas en importaciones para satisfacer la demanda nacional.

La isla poseedora de una rica historia y experiencia en el tema, en el complejo contexto mundial y frente a los efectos del cambio climático, tiene un alto reto: el país apuesta por la sustitución de importaciones.



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