Las leyendas forman parte de la cotidianidad de los pobladores del municipio cubano de Remedios, en Villa Clara, quienes comentan sobre hechiceras y seres imaginarios, arropados en el orgullo por conservar tradiciones en la longeva ciudad, que cumple 504 años de existencia el próximo día 24.

Entre las más curiosas de esas imaginativas historias figura la captura del güije de la poza de La Bajada, especie de diablillo peludo y cabezón, que acababa con las cosechas.

Otra famosa narración se refiere a un relato del siglo XVII, con elementos de realidad que inspiró al destacado etnólogo e historiador Fernando Ortiz, en su libro Una pelea cubana contra los demonios.

El texto estimuló al cineasta Tomás Gutiérrez Alea, para su película homónima, todo basado en la existencia de un acta del juzgado eclesiástico en la cual se registra un acto de exorcismo, realizado a mitad del siglo XVII por “la presencia de Lucifer en el cuerpo de una esclava”.

La fantástica leyenda estaba justificada en motivos económicos porque la jurisdicción de San Juan de los Remedios abarcaba un perímetro desde Morón hasta la Bahía de Matanzas y algunos hacendados gestionaban el traslado del centro urbano a sus tierras, con lo cual crecería su valor.

José González de la Cruz, quien tenía importantes posesiones, además de vicario, juez eclesiástico y censor del santo oficio de la inquisición, era un destacado exorcista y como no había decisiones del traslado, se supone que ingenió la historia.

De los mitos más conocidos se trata la existencia de dos templos católicos, uno frente al otro, la Parroquial Mayor y la iglesia del Buen Viaje, situación única en una urbe cubana.

El hecho tiene su origen en el hallazgo en el mar de un envase con una imagen de la virgen María, tallada en madera donde figuraba una sola inscripción: Barcelona, España.

Los marineros nombraron a la estatuilla, Nuestra Señora del Buen Viaje y la dejaron en casa de un enfermo ubicada en el camino, para recogerla en la mañana y llevarla a la iglesia, pero según la leyenda, cuando esto sucedió la imagen regresó a la humilde vivienda, por lo cual se le construyó un local en ese sitio.

Muchas más historias cohabitan en la añeja octava villa fundada por los colonizadores en Cuba, que se trasmiten de padres a hijos, a través de los siglos. (Tomado de ACN).