Por: Guadalupe Yaujar Díaz
La Habana, 9 mar (RHC) Reconocida su bahía desde 1516, durante el primer bojeo a la Isla de Cuba, la ciudad de Cárdenas posee una historia que data desde la etapa aborigen, con actividad económica desde el siglo XVI hasta su fundación el 8 de marzo de 1828.
Ese día, el agrimensor público Andrés del Portillo presentó el Plano de Cárdenas en el espacio, devenido acto oficial como Plaza Fundacional, y quedaron trazadas las primeras cuatro calles y avenidas.
Así fueron aprobados los planos de las rectilíneas calles, las manzanas y solares trazados, la ubicación de los edificios públicos, iglesia y ayuntamiento.
La primera calle se llamó Calvo por el propietario José María Calvo; la segunda Ruiz por el hacendado Miguel Ruiz; la tercera Ayllón por el Gobernador de Matanzas Cecilio Ayllón; la cuarta Vives por el Gobernador General Dionisio Vives; la quinta Laborde por el Jefe de la zona marítima Angel Laborde; y las otras como Jénez, Cossío, Pinillos, Aranguren, Jerez, Franceses o Princesa, Obispo Espada, en recuerdo de otros tantos personajes de la época.
La plaza principal recibió el nombre de Fernando Séptimo por llamarse así el monarca reinante; más tarde se la bautizó con el nombre de Parque de Colón, así como la calle de Vives se llamó luego Calle Real, más tarde Avenida de la Independencia y Avenida de Céspedes en recuerdo del grán padre de la patria Carlos Manuel de Céspedes; aunque la denominaron Calle Real.
Pronto la Jurisdicción de Cárdenas se convirtió en la principal productora de azúcar de Cuba, hecho que transformó al poblado, que en 1833 tenía solo 8 casas alineadas en torno en una avenida principal, en una de las más hermosas, cultas e ilustradas ciudades de la Isla.
En ella ha quedado la huella de la presencia china, como la francesa y la inglesa, ha quedado en los apellidos de una parte de los habitantes de este municipio que recibió el Título de Ciudad, firmado por la reina Isabel II, por Real Orden del 28 de diciembre de 1866.
Además, es Cárdenas la única urbe en la isla conocida con los apelativos de “Ciudad de primicias”, por ser escenario de decenas de acontecimientos primigenios de relevancia nacional e internacional en nuestra nación. En tanto tiene el sobrenombre de Ciudad Bandera” por haberse izado allí por primera vez en suelo cubano, el 19 de mayo de 1850 la bandera que se adoptó después como la enseña nacional.
Destaca, además, en la historia de la ciudad la activa participación de muchos de sus habitantes en las luchas durante la Guerra de Independencia y en las que precedieron al triunfo revolucionario de 1959.
En resguardo de su Patrimonio
Conocida por sus joyas arquitectónicas, sus tesoros patrimoniales y sus ilustres hijos, la riqueza atesorada por los cardenenses les permitió edificar teatros y liceos, fundar sociedades e instituciones de primer orden, y se ganó la justa fama de población culta e ilustrada y de sobrenombres como la Holanda de América, la Ciudad Americana o la Barcelona de las Antillas.
Muy visitada por foráneos, dada su cercanía al polo turístico del balneario de Varadero, la ciudad cuenta entre otras joyas con el Museo Oscar María de Rojas, segundo fundado en el país, el 19 de marzo de 1900. La institución fue declarada Monumento Nacional en el 2002, junto a sus invaluables colecciones. En las salas, dan la «bienvenida» la mecedora donde la gran Avellaneda, laureada en Cuba y España, solía descansar; hay también un ejemplar de la obra El Artista Barquero, escrita durante su estancia en la ciudad y la única redactada en Cuba.
En la dedicada a nuestro Héroe Nacional José Martí, se exhibe la tribuna desde la cual pronunció trascendentes discursos en la emigración; la mesa donde redactó las Bases del Partido Revolucionario Cubano; el escritorio y el reloj de su oficina en el periódico Patria, entre otras piezas que hacen de esta colección martiana una de las más importantes de Cuba.
Insertada plenamente en el escenario de desarrollo socio económico de Cuba, sus habitantes, de conjunto con todas las autoridades estatales y de gobierno, planean y llevan adelante una estrategia conservacionista para una ciudad moderna, próxima a su 200 aniversario, bajo sus esencias histórica y neoclásica que la distinguen.