Callejones Hamel y Barberos de La Habana significativos por su colorido. Foto: Prensa Latina.
La Habana, 6 oct (RHC) Calles cortas, paseos históricos, sitios donde ocurrieron acciones culturales y tradicionales son algunas de las características del paisaje urbano de Cuba, entre los que destacan los callejones de Hamel y el de los Barberos.
Se trata de un par de sitios que bien pueden aparecer en cualquier filme, novela o serie televisiva, por su colorido, particularidades y entorno pues son lugares de esos que los turistas buscan para pasarla bien, tomar fotografías y conversar con sus moradores.
El callejón de Hamel
Cosmopolita y animado, con bailes de origen africano todos los fines de semana al mediodía, así de simple y compleja puede ser la descripción del Callejón de Hamel de La Habana.
Se trata de un centro de adoración, relacionado con la Santería o Regla de Ocha, traída en el siglo XVI por los esclavos africanos obligados a trabajar por los colonialistas españoles.
Sin embargo, ese escenario (Callejón de Hamel, ubicado entre las calles Aramburu y Hospital, Centro Habana) constituye mucho más de lo que a simple vista se puede apreciar, pues se trata de un proyecto de cultura comunitario iniciado por el pintor cubano Salvador González.
Pinturas, símbolos religiosos y nacionales acompañan los edificios y casas que cubren el lugar. Un colorido que inunda, dibujado en portones, rejas, fachadas y hasta en los cierres de algunas viviendas.
Estos detalles se entrelazan en el callejón, cuyo nombre proviene del estadounidense-franco-alemán Fernando Belleau de Hamel, transportista de armas durante la Guerra de Secesión (1861-1865) y que luego se instaló en ese lugar.
Sin embargo, su valor se resalta en 1990 cuando comienza la iniciativa del artista Salvador, y quien se codeó con activos colaboradores para desarrollar esa idea.
Entonces todas las paredes se llenaron de pinturas murales muy interesantes que convirtieron inmediatamente al lugar en un punto de visita y credo.
Se instalaron pequeños talleres, galerías de arte y altares con enfoque en el Palo Monte, la cofradía Abakuá y la Santería, que es una fusión de elementos que incluye creencias de diversos pueblos africanos y hasta del catolicismo.
Entre los más distinguidos visitantes de ese lugar estuvieron los estadounidenses Harry Belafonte y Sidney Pollack , y el fallecido cantante cubano Francisco Repilado, conocido en el mundo como Compay Segundo.
Se trata de una especie de enclave ubicado en el barrio de Cayo Hueso, uno de los más humildes y conocidos de la ciudad-capital.
Salvador pintó murales que cubren toda la altura y ancho de cada casa y edificio y hasta los tanques de agua, además de expandir su arte hasta otras áreas cercanas.
El lugar se transformó de un apartado lugar en medio del cosmopolitismo citadino en un sitio de cultura, en una verdadera y perenne galería de arte.
Allí aparece el predominio de colores vivos como el rojo, y las formas de estilo cubista, surrealista y expresionista.
Para Hamel sería ahora irreconocible el callejón donde residió y al cual nombró con su apellido motivado por la generosidad de los vecinos y trabajadores bajo su mando.
Desde 1993, comenzó realmente la presentación de encuentros culturales de distinto tipo, todos relacionados con los temas que se muestran en el lugar.
Así devino en un espacio realmente único, fotografiado por viajeros deseosos de conocer más de cerca la cultura autóctona insular.
El callejón de los barberos
El peluquero cubano Gilberto Valladares (Papito) fue uno de los emprendedores locales que participó el 21 de marzo de 2016 en una reunión de dialogo e intercambio con el entonces presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, de visita en Cuba.
Ese encuentro ocurrió en el Antiguo Almacén de la Madera y el Tabaco, de La Habana Vieja, donde el estilista exresó al mandatario norteño que en la actualidad el 95 por ciento de los peluqueros en este país pertenecen al sector privado.
Papito, como todos le conocen, es responsable de uno de los proyectos más interesante como rescate social para La Habana Vieja, con el nombre de Artecorte (con premio mundial), ubicado en un callejón sui géneris, el de los Barberos.
La labor de la Oficina del Historiador de la Ciudad estimula diferentes planes surgidos en la comunidad tal y como lo reconoció oportunamente Valladares.
Este proyecto fue elegido entre 300 de su tipo en el mundo mediante un concurso internacional auspiciado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) y la Organización Mundial de Ciudades Patrimoniales.
Esa última entidad, con sede en Canadá, seleccionó en una primera etapa 13 programas, y luego quedaron tres, que fueron agasajados en su reunión anual de alcaldes celebrada en 2013 en Oaxaca, México, a la que asistió el estilista.
Barbero y peluquero desde hace más de 30 años, al graduarse de una de las escuelas de este oficio a los 17, ahora constituye destacado promotor cultural en el Callejón de los Barberos (ubicado en Aguíar entre Peña Pobre y Avenida de las Misiones, en la parte antigua capitalina).
Inaugurado en 1999, Artecorte se inició en la casa de Papito, quien vive en el Callejón, y expandió su influencia con el apoyo del entonces Historiador de la ciudad, Eusebio Leal, para incluso a partir de sus beneficios económicos fundar una escuela de barbería y peluquería gratuita para jóvenes del área. (Fuente: Prensa Latina)