DE CUBA, UNA ESTAMPA. Ley de Nacionalización de la Enseñanza (+Fotos)

Editado por Martha Ríos
2022-06-06 23:56:40

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Imagen ilustrativa tomada de Archivo/RHC

Por Martha Ríos

De acuerdo con el curso de los acontecimientos en Cuba después del 1ro de enero de 1959 y los megaproyectos del naciente gobierno revolucionario a favor del pueblo, 1961 no podía llamarse de otra manera que “Año de la Educación”.

El máximo líder, Fidel Castro Ruz (1926-2016) había dicho: “No puede concebirse una Revolución sin educación, no puede concebirse progreso sin educación, no puede concebirse un futuro esplendoroso para la nación cubana sin educación, no puede concebirse un mejoramiento en todos los órdenes de la vida, sin educación”

Por eso, el 6 de junio de 1961 se promulgó la Ley de Nacionalización de la Enseñanza. La aplicación de esta norma jurídica coronaba todos los esfuerzos y acciones que venía ejecutando la Revolución cubana desde el mismo año de su triunfo, para borrar la herencia de los gobiernos precedentes que sumieron al país en una oscuridad casi total.

Sí, porque de una población, entonces, de poco más de cuatro millones 300 mil habitantes, un millón 32 mil 849 eran analfabetos total (23,6 %).

Por tanto, no se podía hablar de una Cuba instruida, y mucho menos pensar que de seguir como neo colonia de Estados Unidos, el panorama iba a ser diferente, si unos 600 mil niños en primera infancia carecían de escuelas.

No vamos hablar de las enseñanzas artística y especial que eran selectivas y costosas, y mucho menos, de la educación superior, toda una quimera para las mayorías.

No por gusto, en su alegato de auto defensa ‘La Historia me absolverá’, Fidel se refirió a los motivos que impulsaron a un grupo de jóvenes a asaltar dos importantes cuarteles de la tiranía de Fulgencio Batista, el 26 de julio de 1953: el Moncada, en Santiago de Cuba; y el Carlos Manuel de Céspedes, en Bayamo.

A esos propósitos se conocen como Programa del Moncada. Éste contemplaba a la educación entre los seis problemas fundamentales que debía resolver la Revolución triunfante, además del de la tierra, la vivienda, el desempleo, la salud y la industrialización.

Ya en el poder, inmediatamente, siguiendo los preceptos martianos de que ‘un pueblo instruido siempre será fuerte y libre’, proclamó una Reforma Integral de la Enseñanza.

La misma tuvo entre sus acciones darles empleo a casi 10 mil profesores que no lo tenían, la creación del contingente de Maestros Voluntarios, y la Campaña Nacional de Alfabetización, verdadera epopeya que llevó la enseñanza a los lugares más recónditos. Foto: RHC

¿Qué faltaba entonces? Un instrumento legal que abriera las puertas de todas las instituciones educacionales del país a quienes quisieran entrar, de cualquier estrato social, sin distinción de edad, sexo, raza, credo…y además, diera luz verde a nuevos métodos de aprendizaje y a planes más abarcadores como las becas, por ejemplo.

Por supuesto que mientras hubiera una sola escuela privada el anhelado sueño no se podía materializar. Era un imperativo democratizar el acceso a la educación, y ese fue el objetivo de la Ley de Nacionalización de la Enseñanza.

La referida norma, proclamada el 6 de junio de 1961, contenía cinco artículos que beneficiaban al pueblo cubano porque declaraba pública y gratuita toda la instrucción.

También responsabilizaba al Estado, (como único dueño de los centros educativos), para ejercer la tarea, nada fácil. Recordemos que, en esos tiempos, con más furia, nuestros enemigos, dentro y fuera de la isla, se empeñaban en debilitar a la Revolución para recuperar el poder.

Se quedaron con los deseos porque ese fue solo el comienzo de todo cuanto se ha logrado en Cuba en materia de educación, reconocido internacionalmente por entidades como la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura que tiene a nuestro país como paradigma.

Composicion: Archivo/RHC



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