En el extremo oriente cubano, bregan contra el déficit de agua después de Matthew

Editado por Maria Calvo
2016-10-19 12:25:01

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por Roberto Morejón

Por donde primero sale el sol. Así se le conoce a Maisí, el extremo más oriental de Cuba, convertido, junto a Baracoa, en los municipios más dañados por el huracán Matthew, al atravesar la provincia de Guantánamo.

Con afectaciones en 94% de las viviendas, los pobladores tuvieron que refugiarse en escuelas, otros centros estatales, casas de vecinos y familiares e incluso en cuevas dada la fortaleza del fenómeno meteorológico.

La mayoría de las unidades comerciales y gastronómicas con sus almacenes y las redes eléctricas y telefónicas sufrieron estragos.

Los 29 000 moradores del oriental territorio todavía se asombran cuando visitan o son informados del cambio abrupto de montañas del Parque Nacional Alejandro de Humboldt, despojadas de floresta.

Las plantaciones de café de Maisí perdieron importantes volúmenes de grano al llegar los vientos en plena cosecha y ahora brigadas de la oriental provincia de Granma asumieron la rehabilitación.

Tanto en Baracoa, la ciudad primada de Cuba, como en Maisí, las escuelas sufrieron perjuicios considerables y aunque se trabaja arduamente en el restablecimiento de techos, el curso escolar se reanuda gradualmente.

Un constante ajetreo para la rehabilitación se aprecia en el municipio de Maisí desde la reapertura de los accesos viales, por donde llega la ayuda desde varias provincias, incluyendo trabajadores de la industria eléctrica y telefónica.

Con el apoyo de grupos electrógenos autónomos y el restablecimiento de las primeras líneas, tienen servicio eléctrico centros de elaboración de alimentos.

Una brigada técnica proveniente de La Habana informó sobre la activación de la telefonía celular y el esfuerzo para restablecer la fija en lugares priorizados.

Decenas de camiones cisternas se destinan al abasto de agua a la población, el recurso más deficitario.

Ante la urgencia de atenuar el problema, trabajadores de la rama hidráulica que perdieron sus viviendas siguen en sus puestos, dotados de motores autónomos para trasladar el líquido vital hacia los vehículos porteadores.

Muchos de esos camiones provienen de provincias que se unieron a tractores para acarrear el agua hacia las zonas más intrincadas después de colapsar 13 pequeños acueductos.

Un minucioso examen de los daños en viviendas y la firma de los convenios para la venta de materiales de la construcción a precios subsidiados avanzan en Maisí, donde también las personas pueden solicitar créditos a los bancos con menores tasas de interés.

Los habitantes de esta región del extremo oriental, con la ayuda de compatriotas de varias provincias, trabajan muy duro para recuperarse de la peor catástrofe de su historia.



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