Ultras en Miami: ¿”Héroe” y desempleado?

Editado por María Candela
2016-11-12 20:08:26

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Por: Ninacnor León Cotayo

Desde hace más de medio siglo Washington ha tratado de fabricar sus líderes en Cuba.

Antes, cuando el archipiélago era una de sus neocolonias, llegaron a imponerlos hasta en la máxima jefatura del país.
En tiempos menos lejanos montaron un grupo refugiado en la supuesta lucha por la democracia, los derechos humanos y la libertad.

Uno de estos jefes sin tropa lleva por nombre Ramón Saúl Sánchez.

Vive “exiliado” en Estados Unidos desde el año 1967, trayecto donde sus protectores le crearon el Movimiento Democracia.

Tal grupo se convirtió en un instrumento destinado a provocar a Cuba, entre otras cosas situando frente a sus costas embarcaciones subversivas.

A la vez, por aire organizando vuelos no autorizados que llegaron a penetrar el cielo de su capital, La Habana.
Una de sus incursiones más agresivas tuvo lugar en abril de 1996, cuando, a pesar de reiteradas advertencias lanzaron más avionetas sobre aguas cubanas.

Fue entonces cuando expertos formularon la siguiente interrogante:

¿Qué sucedería, si ante costas de Estados Unidos y en los cielos de su capital sobrevolaran, una y otra vez, aviones “desconocidos”?

Cualquier niño de la enseñanza primaria podría responder la interrogante.

La misma que llevaron a cabo en la nación caribeña al derribar las aeronaves de los persistentes intrusos.

A partir de aquellos tiempos, Ramón Saúl Sánchez promovió 17 llamadas flotillas violadoras de aguas territoriales de Cuba.

Pero, además, como ha revelado la prensa en Miami, formó parte de unas 10 pandillas terroristas en aquella ciudad.
Entre ellas, la denominada Organización para la Liberación de Cuba (1982), Omega 7, CORU, Alpha 66, Jóvenes de la Estrella y su Movimiento Democracia.

La actividad violenta de Saúl Sánchez llego a tales extremos, que hasta las propias autoridades de Estados Unidos en ocasiones se vieron forzadas a limitarlas públicamente.

Ahora el Servicio de Ciudadanía y Servicios de Inmigración de ese país le negó la renovación de su permiso de trabajo.
Aun cuando sus actividades públicas e ilegales le han reportado generosos ingresos, ahora denunció que está “sin un sustento”.

En declaraciones al Nuevo Herald trató de vender la siguiente idea: “no recibo otras entradas y jamás las aceptaría”.
Después reaccionó con cierta violencia al manifestar: Si no me quieren aquí, ¡“me iré a Cuba”!

Así brindó una vez más la razón al axioma que dice: Roma paga a los traidores… pero los desprecia.

(Tomado de Cubasi)              

 



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