Once años de profundos cambios en Bolivia

Editado por Maria Calvo
2017-01-17 10:32:22

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por María Josefina Arce

Pronto se cumplirán once años de un hecho sin precedentes en Bolivia, cuando asumió la presidencia Evo Morales, con lo que se convirtió en el primer mandatario indígena de esa nación del altiplano sudamericano, que comenzaría entonces a transitar por el camino del desarrollo económico y social.

Ha sido más de una década de estabilidad política en una nación que antes de 2006 era conocida a nivel internacional por sucesivos golpes de estados. Evo Morales ha sido el único mandatario que ha logrado más del 60 por ciento del apoyo de la población.

Su primera medida tuvo un gran impacto para toda la población y significó el fin del saqueo y explotación por las transnacionales extranjeras de los recursos naturales bolivianos. La nacionalización de los hidrocarburos permitió que quedara en manos de sus legítimos dueños el 82 por ciento de las ganancias por la producción del petróleo y el gas.

La nacionalización posibilitó que la inversión pública pasara de 600 millones de dólares en el 2005, a 6 mil millones de dólares en el 2014, un 90 por ciento proveniente del Estado.

Escuelas, hospitales, postas sanitarias, carreteras y otras obras fueron emprendidas por el gobierno de Morales para mejorar la calidad de vida de todos los bolivianos, en especial de los sectores más vulnerables.

Asimismo, se crearon bonos sociales para mejorar las condiciones de vida de determinados segmentos poblacionales como las mujeres, ancianos y niños. Cerca de cinco millones de personas se ven favorecidas con estas iniciativas que han posibilitado una mayor redistribución de la riqueza.

De acuerdo con el Ministerio de Economía, 14,5% de la población se beneficia con el Bono Juana Azurduy, que tiene el objetivo de mejorar la salud y nutrición de madres, niñas y niños, y contribuir a reducir la tasa de mortalidad materna-infantil.

El Bono Juancito Pinto llega al 19,9% de la población y tiene el fin de reducir la tasa de abandono escolar, mientras que la Renta Dignidad se entrega al 11% de la población con la meta de mejorar la calidad de vida de los adultos mayores de 60 años de edad sin exclusión alguna.

Como resultado de la política de redistribución de ingresos, se redujo la extrema pobreza de 38,2% en 2005 a 17,3% en 2014. Bolivia también dejó de ser el país más pobre en Sudamérica.

La nación andina destaca en los últimos años por ser la de mayor crecimiento del Producto Interno Bruto en el sur de nuestro continente, mientras un amplio programa de inversiones estatales proyecta convertirla en el corazón energético de la región.

La aprobación de la nueva Constitución de 2009 constituyó un hecho significativo porque a partir de ese momento se garantizaron los derechos sociales de los bolivianos.

Bajo el liderazgo de Evo Morales y del Movimiento al Socialismo, Bolivia es hoy otra nación, respetada a nivel internacional por sus avances en la lucha contra la desigualdad social, a favor de la justicia social y su impulso hacia el desarrollo industrial, sin descuidar a la Madre Tierra.

Prueba de ello está en el mayoritario respaldo para que el país ocupara un asiento como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la ONU desde el pasado 1 de enero y la presidencia pro témpore que ejerció en 2014 al frente del Grupo de los 77+China.

 



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