Podría persistir centro de detención y apremios físicos de Estados Unidos en Guantánamo

Editado por Maria Calvo
2017-01-23 11:14:35

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por Roberto Morejón

El campo estadounidense de prisioneros en la base naval de Guantánamo, territorio usurpado a Cuba, podría prolongarse al menos durante el mandato del presidente Donald Trump, por su negativa a cerrarlo.

Su predecesor, Barack Obama, se retiró de la Casa Blanca sin cumplir su promesa electoral de poner fin a un centro de reclusión donde prevalecieron la violencia, las torturas y los ultrajes a las leyes, en absoluta impunidad.

Hablamos de un espacio en el que Estados Unidos impuso sus normas, retuvo a numerosos inocentes durante años y solo una minoría pudo ir a juicio, pero a la postre el curso legal se estancó.

Existe un inconveniente vital para convocar a un proceso judicial porque los fiscales no podrían apelar a las pruebas y confesiones en su poder, al obtenerse mediante torturas.

Después de admitir que el penal creó una deshonra para su país, Obama redujo el número de reos al enviarlos a otros países, pero los obstáculos en su administración y en el Congreso dieron al traste con el empeño de cerrarlo.

Ahora el presidente Donald Trump se erige en el más tenaz valladar para cerrar la cárcel tristemente célebre.

El magnate inmobiliario subrayó en la red social twitter su intención de mantener y ampliar el presidio y llenarlo con los que llamó “tipos malos”, a pesar de que NO ingresó nadie desde marzo de 2008.

Su secretario de Defensa, James Mattis, también se manifestó en contra de dejar en libertad a las personas confinadas.
Cuando permanecen poco menos de 60 reos, el presidio sigue resaltando como una evocación permanente de la orden del entonces presidente George W Bush para abrirlo tras los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001.

Pero no se destaca suficientemente en el mundo que aquel emporio donde se violan los derechos humanos se asienta en un territorio arrebatado a Cuba.

Fuerzas estadounidenses ocuparon en junio de mil 898 la Bahía de Guantánamo durante la Guerra Hispano-Cubano-Norteamericana y con posterioridad 19 presidentes pasaron por Washington sin atender las justas reclamaciones del país antillano.

En una directiva presidencial del 14 de octubre de 2016, Obama escribió: “el gobierno de Estados Unidos no tiene intención de modificar el tratado de arrendamiento vigente y otras disposiciones relacionadas con la Base Naval de Guantánamo”.

La devolución del territorio sustraído se incluye entre los puntos cardinales a dilucidar para avanzar hacia la normalización de relaciones entre los dos países y en el llamado deshielo iniciado el 17 de diciembre de 2014.

La opinión pública internacional exige el cierre de la cárcel de la base de Guantánamo y es posible aumentar la presión para restituir la región a los cubanos.



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